Presupuesto 2021: ¿pandémico o electorero?

MA
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23 de septiembre de 2020
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01:05 am
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Presupuesto 2021: ¿pandémico o electorero?

Oscar Lanza Rosales
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Existe gran preocupación entre economistas, entendidos en finanzas públicas y empresarios, porque el Presupuesto 2021 (P21), en vez de responder a combatir la pandemia -que es muy seguro durará todo el próximo año- y reactivar la economía, más bien el interés del partido en el poder, es poner ese presupuesto al servicio de su campaña propagandística mediante sus programas sociales, en vista de las elecciones generales de noviembre de 2021.

El actual gobierno pasó por alto hasta las advertencias del FMI, que preparó una guía especial orientadora, para elaborar el P21, porque según esta institución, es un desafío para todos los países, debido a la crisis sin precedentes y de incertidumbre del COVID-19. La guía sugiere revisar el marco macroeconómico, crear una estrategia fiscal creíble, un ejercicio presupuestario exigente, flexible y ágil, e identificar los sectores prioritarios, entre otros.

Pero el gobierno, en vez de concentrarse en repensar el P21, más bien ha ofrecido aumentos salariales a la empleomanía pública, a pesar de la crisis financiera, y se ha conformado con presentar casi el mismo presupuesto de 2020, por 288 mil millones de lempiras, de los cuales 162 mil millones corresponden al gobierno central, que en más de un 50% tiene que suplirlo con más endeudamiento.

Varios economistas que conocen muy bien las finanzas públicas, se han pronunciado en diferentes medios al respecto. Hugo Noé Pino, expresidente del BCH, manifiesta que el P21, está elaborado con cifras erróneas, carentes de una realidad nacional y que además tiene poco énfasis en la inversión para la reactivación económica; peca de muy optimista, por ejemplo, un crecimiento de 5.2% para el próximo año. Además, cuestiona las medidas fiscales para captar la recuperación de los ingresos y la contención del gasto, lo que para él significa, que el gobierno entrante tendrá que hacer un gran reajuste fiscal -una bomba fiscal- y seguir con el endeudamiento.

En términos reales, el P21 no crece, tiene una inflación proyectada entre 3 y 4%, la inversión pública asciende a 24 mil millones, sin embargo hay una cantidad desproporcionada de 9 mil millones de lempiras que van destinados a los programas sociales, como Vida Mejor, que maneja directamente el gobernante Hernández, que son recursos destinados para la campaña propagandística del Partido Nacional. Mientras en infraestructura, que es un elemento básico para la reactivación económica, solamente asigna 4 mil millones de lempiras, para finalizar 4 proyectos que ya están en marcha.

Por su parte Alejandro Kafati, economista del FOSDEH, observa un 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB), destinado a gastos de capital por parte del sector público no financiero, en contraposición al 27.5% del PIB en gasto corriente y el 11.5% del PIB en sueldos y salarios, el P21 es cualquier cosa, menos una propuesta de reactivación económica, que pasa por disminuir el gasto corriente, crear planes de inversión y generar empleo. También, expresa su preocupación que el P21 estaría siendo financiado mayormente con deuda, debido a la gran caída de los ingresos tributarios. Manifiesta haber solicitado varias veces a SEFIN. ¿Cuál es la capacidad de endeudamiento que tiene el país? Y no ha tenido respuesta.

Al director de FLACSO en Honduras, Rolando Sierra, también le preocupa el endeudamiento, porque con ello estaremos retrocediendo en los indicadores económicos y sociales; demanda de las autoridades, aprobación del P21 con transparencia, participación ciudadana y enfocado en las prioridades del desarrollo.
Arturo Alvarado, dirigente de COHEP, prevé una caída de 30 mil millones de lempiras en la recaudación tributaria, un P21 financiado con un mayor endeudamiento externo, que significará un 55% del PIB, en servicio de la deuda, que va a crear una mayor presión tributaria; la normalización de las actividades económicas, entre 12 y 18 meses; propone realizar una reingeniería integral del presupuesto, mediante la reducción del gasto corriente y focalizar los recursos en áreas vulnerables como salud y educación, invertir en infraestructura escolar y tecnología.

Por esta forma de actuar de nuestros gobiernos, es que el Foro Económico Mundial, en sus últimas mediciones del ranking de eficiencia del gasto público de 136 países, posicionó a Honduras en el escalón 102, con una puntuación de 2.6 (entre el 1, extremadamente ineficiente y 7, extremadamente eficiente), con lo que se ratifica que somos deficientes en el uso del gasto público, y que por lo tanto, no se contribuye con ese gasto al desarrollo económico del país, ni al bienestar social de la población.

Así son nuestros políticos: ¡más interesados en lo electoral que en combatir la pandemia, la pobreza y el hambre!

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