Organizaciones políticas hondureñas en franca decadencia

ZV
/
31 de mayo de 2021
/
12:01 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Organizaciones políticas hondureñas en franca decadencia

PREVENCION Y SEGURIDAD
Por: José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

“No existe remedio contra el mal, cuando los vicios se convierten en costumbres”
Séneca

No crean que es grato el estar generando opinión en derredor de nuestro país, pero es necesario hacerlo a fin de alertar, no de alarmar acerca de los problemas sociales, políticos, económicos y de seguridad que al final repercuten en el eficaz desarrollo del país y su pueblo, postergando el crecimiento del país y de sus habitantes, que a pesar de los planes y estrategias de país, como la tan llevada y traída estrategia para la reducción de la pobreza, nos damos cuenta que este y otros propósitos de país, cada vez se ven más lejos.

Este estancamiento, como otros del desarrollo nacional, tiene sus raíces en la falta de capacidad para organizarnos con una visión nacional de país, y aquí se erige la primera piedra en el camino, la ausencia de liderazgos políticos capaces, operando organizaciones políticas incompetentes para poder construir un capital social positivo, que permita coadyuvar los esfuerzos de todos los sectores del poder nacional y de la sociedad, evitando así convertir los malos hábitos y vicios de estos líderes en costumbres degradantes como la incesante corrupción.

En tal sentido, debe señalarse y condenarse a las organizaciones políticas nacionales ya sean partidos, frentes, alianzas o cualquier otra denominación, que contrario a sus ideales y principios no están cumpliendo su función como factores de cambio y multiplicadores del desarrollo político, social y económico de Honduras, se han diluido en sus propósitos, se han desnaturalizado como tales, cediendo espacios en la integración y dirección de esas organizaciones a perínclitos personajes inexpertos, pero muy ambiciosos y dispuestos a tranzar con quien sea, sin importar que consecuencias le dejan a sus organizaciones y al país.

En este andar de confusiones, las cosas se han venido deteriorando y en estos momentos, las otrora robustas organizaciones políticas del Partido Nacional y el Partido Liberal, sufren un acelerado desgaste poniendo en peligro la continuidad de esos colectivos políticos, arrimados a sendas metamorfosis negativas, presionadas por el arribismo de ambiciosos políticos que se autodenominan de ideologías diferentes, para debilitarlos y quedarse con el mandato de la riqueza que conlleva el arribo al poder máximo de la nación, a puros gritos, trifulcas callejeras y sombrerazos tienen arrinconados a los antañones partidos.

Y es que la realidad nos da la razón, por simple deducción de su actuación y comportamiento per se como organización, como el de sus rectores, dirigentes o partidarios, es obvio deducir que han perdido su razón de ser: el trabajo colectivo para alcanzar el poder y gobernar para el pueblo y no para las elites, desestimando uno de los patrones de lo que debe ser la organización política “un grupo organizado de personas que comparten objetivos y opiniones políticas semejantes y que buscan influir en las políticas públicas mediante la elección popular democrática de sus candidatos, para ocupar los más altos cargos públicos de la gobernanza del país”.

Estas organizaciones, se suponen estructuras que cuentan con una determinada constitución orgánica que obedece a diversos factores, tales como volumen de afiliados, composición social, grado de politización, así como lugar y momento histórico en que se produce su actuación y como principal objetivo alcanzar el poder político de la nación. Constituyen en síntesis “la expresión institucional de una ideología o de un estado de conciencia del pueblo en torno a determinados asuntos públicos de interés general, caracterizada por su capacidad de influir en el seno de la sociedad.

Por lo anterior y para ampliar, inserto lo que por la ley de organizaciones políticas se conceptúa lo que es un partido político en nuestro país:

Artículo 62. Los partidos políticos son instituciones de derecho público y gozan de los derechos establecidos en la Constitución de la República, la presente ley, sus estatutos y reglamentos.

En los momentos actuales estas organizaciones políticas han perdido toda posibilidad de crecimiento y poder lograr sus objetivos, puede asumirse que con la conducta extraviada; pobre trabajo de sus líderes y autoridades de partido, se incrementa el riesgo a desaparecer, volviéndose indignos representantes de los ideales de sus fundadores, estatutos e ideologías, disminuyendo su grado de participación política en un proceso tan delicado como lo es la elección democrática de las autoridades para el país, hecho de fácil comprobación con los resultados de los últimos eventos electorales desde el 2005, que han elegido a los presidentes con menos del 23%, resultando un abstencionismo superior al 60%.

Esta situación nos obliga a considerar que con ese comportamiento las organizaciones políticas hondureñas, divorciadas de sus propósitos, son multiplicadores del caos político que se vive, han tergiversado el servicio público por la idealización y deidificación de sus líderes, conformando argollas de grupos de parientes y amigos que se convierten en patrones del partido para su usufructo personal, y es tan bueno el negocio que, por ello, han patrocinado la proliferación de partidos políticos o los llamados outsider con fines de lucro de sus patrocinadores. Estos hechos nos darán como país un tiro de gracia a la ya cuestionada democracia.

Más de Columnistas
Lo Más Visto