Pacto de cultura política y de respeto electoral

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23 de septiembre de 2021
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12:04 am
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Pacto de cultura política y de respeto electoral

ZEDE Perspectiva desde derechos humanos

Por: Ángela Marieta Sosa
Especialista en derechos humanos.

Honduras, un pacto de no violencia frente a los resultados de las elecciones generales, sería una acción estratégica contundente para el fortalecimiento de la democracia y el Estado de derecho, dada la sensibilidad social y el alto nivel de confrontación política, liderada por actitudes provocativas de políticos en pleno marketing electoral, que agitan las emociones de las masas llevándolas al deterioro de la convivencia.

Esta medida de llegar a implementarse debería ser transicional, ya que obedece a una coyuntura política conflictiva e inminente, que debe ser prevista mediante la concertación de organizaciones de sociedad civil y líderes políticos en aras de construir un ambiente de cultura política de respeto al proceso y los resultados electorales, en el marco de la normativa electoral establecida por la ley y la Constitución de la República.

La iniciativa del pacto, podría ser una propuesta generada desde las Organizaciones de Sociedad Civil, puesto que estas deben liderar las labores de fortalecimiento y protección de la democracia encarnando los principios democráticos y aplicando los valores de pluralismo, entendimiento y creación de consenso en sus relaciones con todos los grupos interesados, los ciudadanos y los organismos multilaterales, fungiendo como puente de las diferencias entre los grupos políticos polarizados, al establecer espacios para la discusión abierta y debate.

Las Organizaciones de Sociedad Civil, pueden coadyuvar al consenso y ayudar a encontrar un punto medio, neutral y moderado, acopiar sus virtudes y conocimientos y aprovechar su posición privilegiada y de flexibilidad, para llamar la atención sobre los temas e inquietudes de los ciudadanos de una manera productiva, en este caso el tema electoral de frente al conflicto social. Así lo establece la Fundación Canadiense para las Américas (FOCAL), en su informe de conferencia del año dos mil seis.

Los líderes políticos tendrían la oportunidad de demostrar cuanto aman a sus seguidores, aprovechando este espacio de concertación para formar una cultura política de respeto al proceso electoral en la cual las relaciones entre ellos estén regidas por el compromiso de reconocer y respetar al opositor político, asimismo a rechazar públicamente y denunciar ante las autoridades competentes todo lo que amenace el funcionamiento de la democracia y que afecte la participación política.

Es pertinente recordar el caso Colombia, cuando en agosto del año dos mil diecinueve el presidente del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia (CNPRC), en virtud de que nueve precandidatos fueron asesinados en el país por diferentes grupos armados en regiones donde aún para el dos mil diecinueve persistía el conflicto, junto al Alto Comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, convocaron este pacto que buscó el respeto por la pluralidad, la solidaridad y la equidad en las campañas para las elecciones territoriales. El pacto fue liderado por el Consejo Nacional de Paz, fue suscrito por doce partidos políticos en la Casa de Nariño y el presidente Duque actuó como testigo principal. La Fundación Ideas para la Paz (FIP), junto a otras Organizaciones de la Sociedad Civil y la comunidad internacional, promovieron esta iniciativa.

Entonces, aunque en Honduras no hemos llegado a esos niveles de violencia sucedidos en Colombia, es un buen referente la firma del pacto que ellos denominaron “Pacto por una Cultura Política y la no Violencia en Campaña Electoral”, ya que en nuestro país, no debemos esperar que el conflicto social se agudice, para tomar medidas de prevención de violencia y mediación de conflictos en contextos electorales que se avizoran álgidos, por eso la pertinencia de celebrar en Honduras un pacto de cultura política y respeto al proceso electoral o quizá le puedan llamar, pacto de cultura política y de no violencia frente a los resultados electorales, no importa, el hecho es adelantarse a lo que se nos viene.

Inicialmente esta idea se planteó como un pacto de paz, por un grupo de selectos analistas en un foro televisivo de gran audiencia, pero ciertamente para esto del “pacto de paz” se necesita invertir más tiempo, que no tenemos, determinar el alcance estructural institucional y social del pacto, y en este caso, el asunto es un contexto electoral, caracterizado por un liderazgo político que agita e instiga a sus adeptos a conquistar el poder por vías confrontativas y que por ende amerita un acuerdo específico de coyuntura política electoral.

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