CABALGATA

MA
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27 de octubre de 2021
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12:25 am
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CABALGATA

UNA ola migratoria sin precedentes en la primera mitad del año, con un flujo histórico de 147,000 peregrinos que han sido detectados cruzando el territorio mexicano. Una nueva caravana de unos 6 mil migrantes, de Haití, El Salvador, Honduras y Guatemala partió desde la ciudad de Tapachula, en el empobrecido estado de Chiapas fronterizo con Guatemala. A las tres horas de recorrido, los viajeros rompieron el primer cerco de agentes de la Guardia Nacional y de la Policía estatal. “Se tomaron de la mano, formaron un bloque y avanzaron hacia la línea de fuerzas federales, que los esperaban con equipos antimotines en un paso a desnivel”. Pasaron corriendo entre empujones, golpes y gritos. El choque entre los guardias y la multitud duró una media hora, con víctima de lesionados de varios niños y mujeres. Probaron otro sorbo amargo de la política dizque de respeto de derechos humanos del gobierno que ahora no contemporiza con ellos con trato de buenos amigos.

La agravada crisis política en Haití ha despachado millares de haitianos cuya única esperanza de vida es encontrar refugio, como una y otra vez intentan hacerlo los desesperados originarios del Triángulo Norte, en la “tierra prometida”. Como solución a las causas raíz de los masivos flujos migratorios –desempleo, vulnerabilidad, atraso, violencia, inseguridad, desquicios políticos– ya días mastican un plan integral de desarrollo. Solo que cuando AMLO vio la coyuntura de sacar provecho a la solución norteamericana de asistencia, se encaramó en el plan. Contando con el gentil patrocinio de su compatriota de la CEPAL –a quien le encomendaron un borrador de un plan para el Triángulo Norte– vio la luz para conseguir recursos con que atender sus atrasadas comunidades del sur. Hay un abismo de inequidad entre el sur mexicano y el norte próximo a la frontera norteamericana que ha logrado un desarrollo portentoso gracias a los intercambios con el gran mercado del norte. El NAFTA –renegociado cuando Trump amenazó con sanciones migratorias en términos menos favorables a México, para pagar el costo de la construcción de muro fronterizo– todavía es el marco de ese inmenso movimiento humano y comercial. Sin embargo, el sur quedó relegado. Así que se sube encima del plan que CEPAL elaboró a sus hermanos del sur –a los que hace años los gobiernos aztecas ven de reojo con sobrada indiferencia, nada parecido a la cercana relación de hermandad que hubo en el distante pasado–ofreciéndose como intermediario, aunque de lejos se detectan los motivos.

Ahora vuelven a sacar el gaseoducto del cementerio de proyectos olvidados. El mismo de antes cuyo mecanismo era tirar conexión hasta Guatemala. Y de allí, desde la sucursal operada por los guatemaltecos, distribuir a los de más abajo. No hay que quebrarse la cabeza con plan alguno. Es decir con ese del otro jinete a tuto que, sin duda, será quien, estratégicamente acomodado, saque mayores réditos a la cabalgata. Aquí en esta columna de opinión les dimos la salida al desarrollo del Triángulo Norte. En vez de ese TLC con los Estados Unidos, regresen a los beneficios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Aquello era un flujo comercial en una vía. Logró transformar la estructura productiva de la región en diversidad heterogénea de actividades que antes solo descansaba en las exportaciones tradicionales. Visto en retrospectiva generó múltiples beneficios para Honduras –entre ellos el sector maquilador– que de no haberse contado con ese canal comercial, el desempleo sería peor y las migraciones innombrables. Solo que con falta de visión. Se estancó en lo básico. Hoy, invirtiendo en ciencia y tecnología, podrían desarrollarse emprendimientos de verdad revolucionarios contando con el atractivo del gran mercado norteamericano. (Avisa el Sisimite que si deciden tomar ese rumbo, a esa mula de paso con gusto se sube al anca).

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