Bienvenidos cambios en democracia

ZV
/
21 de enero de 2022
/
12:04 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Bienvenidos cambios en democracia

Por: Edgardo Rodríguez
Politólogo y Periodista

Desde su evolución, posterior a la Revolución Francesa, la moderna democracia liberal y republicana, como sistema político, ha demostrado ser, hasta ahora, la mejor forma para normar la convivencia social de las personas. Sus pilares de libertad de pensamiento, expresión y culto, la libertad de emprendimiento y la no intromisión del gobierno en los aspectos fundamentales del funcionamiento de la economía siguen sustentando a los países más prósperos y desarrollados de este planeta.

Después de la existencia de varios regímenes políticos, a lo largo de la historia humana, llegamos a comprender que la libertad del individuo y el imperio de la ley es la ruta para el progreso colectivo. Un gobierno que atropelle el Estado de derecho, que pretenda violentar las distintas formas de libertad, o se atreva, nuevamente a querer jugar ese nocivo papel de regulador e interventor de la economía, tiene garantizado un desastre para la mayor parte de la ciudadanía.

Estamos a punto de estrenar en peculiar nuevo gobierno, que viene con un costal lleno de promesas, para enderezar todos los problemas que aquejan al país. Los distintos medios de comunicación tradicionales y especialmente las redes sociales, están llenas de emoción, esperanza y en algunos casos euforia de muchos compatriotas que votaron por el cambio, porque esperan que la señora acabe pronto con la corrupción, el narcotráfico, las caravanas hacia el norte, el alto costo de la energía y empiece a generar empleo de calidad. No dudo que vienen cambios, se necesitan, son urgentes, porque Honduras ha sido demasiado manoseada por políticos y empresarios corruptos, voraces, que no sacian su ambición de más dinero, para eso sí debe utilizarse el poder del gobierno, allí sí se justifica que intervenga, para frenar esa distorsión.

En Honduras hemos tenido altos y bajos, avances y retrocesos, en el funcionamiento de la democracia, los gobiernos de Zelaya, Lobo y Hernández, tuvieron sus aciertos, nadie lo duda, pero en el ámbito del funcionamiento del sistema político generaron deterioros y erosiones que nos tienen en la situación de desesperación general que vive esta sociedad. Frente a un país en crisis generalizada la presidenta electa tiene dos caminos, gobernar arrogantemente con personajes de su partido y con los nuevos “achichincles”, que creen ser los nuevos dueños del destino de todos y que pretendan imponer una visión polarizante. La otra ruta, es un gobierno incluyente, no vengativo, respetuoso de las reglas y pilares de la democracia, esto sería lo mejor que pueda suceder, aunque reconozco que no hay señales que por allí vayan las cosas.

Los cambios progresistas democráticos son más que necesarios y son bienvenidos, no les tememos, al contrario los exigimos, porque urgen. ¿Quién no quiere un gobierno pequeño, eficiente, tecnificado y desburocratizado? Que las empresas, especialmente las grandes y medianas, no evadan los impuestos y paguen correctamente el consumo de electricidad. Todos queremos instituciones estatales no manipuladas por las cúpulas de tres partidos. Que los maestros, de una vez por todas, impartan clases de verdad, de calidad, no remedos. Y que el sistema de salud se sacuda de paracaidistas, gordinflones burócratas innecesarios y ese dinero se invierta en medicinas, equipos e instalaciones mejoradas.

Claro que queremos cambios sustanciales, que se termine la adjudicación de millonarias licitaciones amañadas, de esas en las que la empresa ganadora pone a sus amigos a competir de mentiras, para quedarse con los jugosos negocios estatales. Eso debe terminar. El cambio socialista no debe ser para quitar a una cúpula política y empresarial corrupta, para sustituirla por otra que se instale para redirigir los negocios y utilidades a su favor. Del 27 en adelante la llamada sociedad civil debe reorientar sus ojos para prevenir que el cambio no sea cosmético, que el cambio sea en democracia, respetando el Estado de derecho, la ley y todas las libertades.

[email protected]

Más de Columnistas
Lo Más Visto