JUTICALPA, Olancho. En un ambiente atípico, jamás registrado en el departamento de Olancho, las cenizas del sacerdote Ricardo Donahue fueron depositadas en una tumba cavada en los predios de la iglesia católica de la aldea de Jutiquile, en esta jurisdicción.
Los restos mortales del religioso estadounidense, quien falleció unos meses atrás en Estados Unidos de América, fueron depositados en su última morada, en la parte trasera del templo católico en la comunidad de Jutiquile, como él había solicitado en vida, incluso lo dejó plasmado en un testamento.
Procedente de su tierra natal, el religioso llegó unos 20 años atrás a Olancho por un período de un mes, a manera de conocer un poco la geografía las pampas en vacaciones, pero le gustó mucho y se quedó por décadas hasta que la muerte le sorprendió en Estados Unidos.
Desde que llegó a tierras olanchanas, el padre Donahue trabajó mucho en el sistema educativo, al constatar que había muchas deficiencias producto de la pobreza y el abandono estatal.
Fue así que durante su prolongada estadía pensaba que para lograr su desarrollo social y bienestar para la población, el departamento de Olancho necesitaba tres cosas: “Educación, Educación y más Educación”.
Donahue hizo su enorme contribución a la creación de muchos centros educativos de primaria, secundaria y nivel Universitario, incluyendo la regional de la Universidad Católica de Honduras (Unicah), en Juticalpa.
Durante vivió en Juticalpa visitaba muchas comunidades rurales, sobre todo la aldea de Jutiquile, ubicada a unos diez kilómetros al este de la carretera que enlaza a las ciudades de Juticalpa y Catacamas.
El padre Donahue ayudó a construir un templo en Jutiquile y se enamoró tanto de la aldea, que pidió que cuando falleciera lo enterraran en la iglesia católica de esa localidad, por lo que las autoridades y la feligresía hicieron realidad su deseo. (FS)
