Emilio Ernesto Fonseca Batres: ¡Nuestra moneda debería llamarse Morazán!

MC/30 de September de 2017/12:15 a.m.

Para “empezar desde el principio”, Emilio Ernesto Fonseca Batres es hijo de don Gautama Fonseca (no, no se llamaba “Buda”), (QDDG) y doña Sidalia Batres Galeano. Nació en el Centro Médico de Comayagüela un 19 de octubre de 1961. Estudió la primaria y la secundaria en el Instituto San Miguel y se graduó de licenciado en Derecho en la UNAH. Además, hizo estudios de posgrado en Política Internacional en la Universidad de Brasilia.

En su juventud, ¿de qué fue testigo?
Debido a la familia que me tocó en suerte, me permitió vivir de cerca la realidad del país en el momento en que se estaba desarrollando.

Mi padre y mi tío (César Batres, QDDG), por nombrar solo a dos, fueron ministros en momentos trascendentales para Honduras.

Por eso puedo decir que fui testigo de la creación de la Ley de Reforma Agraria o del Código de Familia. Y de sus desapariciones o deformaciones.

Siempre fui aficionado a la música. Lo que, en realidad, cambió mi vida.

Sobre música…

Participé varias veces, no recuerdo cuántas, en la versión nacional del Festival de la Organización de la Televisión Latinoamericana (OTI, ya desaparecido), habiendo logrado ganarlo en dos ocasiones, tras diez años de intentarlo…

Su participación musical, ¿le ayudó?
Pues en una de esas participaciones se me ofreció la oportunidad de trabajar en Televicentro. Y hasta ahí llegó mi profesión original.

¿Qué produjo?
Hice varios programas para ellos, “Que canten los niños”, “Más que un sueño es Navidad”, productor ocasional de “A toda música”, traductor de los eventos especiales como el Miss Universo y, finalmente, “Campeonísimos”.

Este último, iniciado alrededor de 1986 u 87, fue probablemente el mejor esfuerzo televisivo que se ha hecho para contribuir con la educación formal tradicional en nuestra Honduras.

Tomaron parte escuelas e institutos de todos los rincones de Honduras, en los campos del saber de entonces (no había computadoras para todos, ni cable, ni internet). Y era en vivo.

Campeonísimos, ¿qué significó en la televisión?
Mucho. Duraba unas 3 o 4 horas de la tarde de los sábados y llegó a convertirse en “el evento” televisivo a nivel nacional. Las finales se llevaban a cabo en el Teatro Nacional, con el Presidente de la República como invitado. Hubo, inclusive, versiones a nivel centroamericano.

Aparte de ser el presentador, ¿qué más hacía?
Mi trabajo, además de presentarlo, era investigar y escribir casi todas las preguntas, con excepción de las matemáticas, que nunca han sido mi fuerte.

Esta experiencia tuvo como resultado mi ocupación actual: un programa cultural, “La Otra Honduras”, que ha aparecido en canal 11, Maya TV, TNH, Hondured y, originalmente, estuvo al aire por 16 años en Radio América, hasta que el encargado de Mercadeo del Banco Atlántida decidió que “a los jóvenes ya no les interesa la historia”, “es cosa de viejitos”.

En pleno programa televisivo Campeonísimos.

Hoy día, ¿sigue en lo mismo?
Claro, sigo dedicándome a eso, los casi 10,000 seguidores de la página de “La Otra Honduras”, en Facebook (https://www.facebook.com/LaOtraHonduras/?ref=aymt_homepage_panel) no me dejan mentir.

A contar, por qué Tela (el puerto) se llama así, que Colón no se bajó de la carabela cuando nos visitó, que Morazán hablaba francés, que sus generales pelearon antes para Napoleón, que Valle fue canciller de México, que era primo de Dionisio de Herrera…y miles de cosas más que no nos enseñan en la escuela, y que deberían servir de base a la identidad y amor patrio que tanto nos hace falta.

¿Sigue la política como parte de su familia?
No me dedico a la política, aunque -por supuesto- tengo mis propias ideas al respecto. Pero creo que la única política que debería seguir un país es la búsqueda efectiva del bien común, sin grupos privilegiados.

Creo en la necesidad urgente de distribuir adecuadamente la riqueza. No hay pueblo que dure en paz para siempre y las consecuencias podrían ser desastrosas si el pueblo pierde, finalmente, la paciencia.

Si existiera una fórmula mágica para todos nuestros males, se llamaría educación. Formal, igualitaria, gratuita, obligatoria y laica.

En el momento actual, no puedo evitar pensar como Einstein: “hacer lo mismo, esperando un resultado diferente, es una estupidez”. De nada nos sirven candidatos “químicamente puros” si los hasacompañan los responsables del actual desastre. Y, como profesional del Derecho, no tengo que repetirle que la reelección es inconstitucional y es un delito grave.

Lo que le gusta, ¿lo sigue haciendo?
Sigo haciendo música. Escribo a diario sobre historia y cultura -en la página de Facebook- y como colaborador de varios esfuerzos culturales como “Honduras is Great”, “Vuelve al Centro” y la Fundación Voces Universitarias.

Tomo parte en las manifestaciones públicas, que considero necesarias cuando quienes nos gobiernan nos asaltan a mano armada, porque lo hacen al amparo de quienes las tienen a su cargo por designio constitucional.

Su papá Gautama Fonseca conocido como “Buda”.

Pero me niego a que se me encasille. Amar a Honduras es un deber, ni siquiera es una opción real.

Creo firmemente en “amar al prójimo como a mí mismo” y en “no hacer a otros lo que no quiero que me hagan”.

¿Siente que lo rodean los demonios?
Los que nos atormentan a casi todos, los que resultan de caminos o decisiones incorrectas. Esos, “si pudiera regresar en el tiempo”… Pero arrepentido de nada. Todo se convierte, eventualmente, en experiencia.

Tengo muchísimas anécdotas. Recuerdos dulces y tristes, libros publicados, música, amor y desamor, muchas “horas de vuelo”, pocos amigos, muchos conocidos. Y no soy “monedita de oro”…

No creo poder afirmar que le he ganado a todos mis demonios, pero los que quedan ya no tienen tiempo para hacer más daño: hasta me sonrío cuando los recuerdo, pero ya no tienen voto en mis acciones y sus voces ya no son escuchadas.

¿Qué lo alegra de la actualidad de su vida?
Sobre todo, tengo a mi hijo, Emilio Alejandro. Es una mente brillante que espero dedique a servir a su Patria. Y la alegría de tener a mi madre conmigo todavía. Ya con eso, todo lo vivido queda pequeño.

¿De la mamá de Emilio Alejandro se puede saber?
¡Claro! Fue mi esposa durante más de siete años y la madre de mi hijo y sus hermanos, producto de una relación previa y con quienes mantengo una más que cordial relación. Una dama de la que no tengo queja alguna y que se merece todo lo bueno que la vida le depare.

En lo negativo de una pareja hay un verdadero culpable, ¿quién fue?
¡Yo!

Siempre puede haber una relación amigable, por el hijo, ¿la tienen?
Gracias a Dios, sí. Y es una bendición que así sea para el desarrollo del hombre maravilloso y brillante, por mérito propio, en que él se ha convertido.

Un lenca de nombre desconocido y si está vivo, fue el ‘modelo’ para el billete de un lempira sin pluma.

Ella, ¿se volvió a casar?
No, pero tiene una nueva pareja con quien tiene una gran relación y con la que tenemos una relación de amistad. (Hay quienes no entienden tanto “modernismo”).

Y usted, ¿ya le halló ‘dueña’ a su tarjeta de crédito?
No he hallado la tarjeta. No creo que ninguna relación duradera se desprenda de un interés monetario en la otra persona. Y esa gran fortuna, creo que al fin me ha sonreído.

¿Diga algunas razones que puedan existir para divorciarse?
No estoy a favor del divorcio, y por eso solo le puedo dar una: falta de amor por aquello que, “en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad” y los votos que se hacen al casarse.

Puede hablar, según sus investigaciones, quién era y qué hacía Francisco Morazán, ¿o son las mismas respuestas que nos daban los maestros en la primaria?
Podríamos hablar largas horas de Morazán. Era una de esas personalidades magnéticas, un predestinado, a quien las fuerzas económicas que gobiernan al mundo (encarnadas entonces en los ingleses) decidieron cortarle las alas.

Con él habríamos tenido ferrocarril interoceánico, canal en Nicaragua mucho antes que en Panamá (que no existía en su tiempo), seríamos talvez una potencia a nivel americano y hasta mundial por la enormidad de nuestros recursos.

Creía en la libertad de cultos, en la libertad del hombre (cero esclavitud); separación del Estado y la Iglesia (porque no es correcto aprovecharse del nombre de Dios para que los pueblos obedezcan a ciegas). Tendríamos un pueblo culto. Y Morazán fusilaba a quienes no actuaban correctamente. Sin excepciones.

Y era un hombre valiente, sin miedo a la muerte, pero hombre al fin.

Y sobre la existencia del indio Lempira y su muerte, ¿qué dice la verdadera historia?
Según don Mario Felipe Martínez, que murió vestido de español, peleando cuerpo a cuerpo con Rodrigo Ruiz. Pero creo que no se le ha hecho justicia a Toreba, Cicumba, Benito de Comayagua, Copán Galel, Pizacuara y Mazatl tantos otros héroes indígenas que defendían su tierra de unos aventureros que vinieron por el oro y se lo llevaron junto a las almas de nuestros ascendientes.

¿Por qué se llama Lempira nuestra moneda?
En el año de 1926, el gobierno del intibucano don Vicente Mejía Colindres decidió ponerle fin al uso irrestricto de monedas de diferentes procedencias y con distintos valores, por lo cual presentó al Congreso un proyecto tendiente a lograr la uniformidad del sistema monetario del país.

La comisión especial que nombró el Congreso para dictaminar sobre este proyecto, según -lo cuenta el libro- “Historia de la Moneda en Honduras” por Arturo Castillo Flores, pidió la aprobación del respectivo proyecto.

Pero aquí viene el dato curioso, que se conserva en el acta número 89 celebrada el 3 de abril de 1926, cuando se presenta la discusión sobre el nombre que debía darse a nuestra moneda, que, para su información, sorpresa y deleite, transcribimos:

Se puso a discusión el dictamen y el profesor Vicente Cáceres opinó “aunque en uno de los artículos siguientes se faculta al Ejecutivo para dar el nombre a la moneda, cree que el Congreso debe hacerlo mejor. Don Pedro P. Amaya, en un proyecto que elaboró hace algún tiempo, pedía que el nombre de la moneda fuera Morazán, y ese nombre debe aceptarse, pues Morazán es el símbolo de la independencia y de la libertad. Hace moción en este sentido”.

El presidente José Simón Azcona es entrevistado por Emilio Fonseca en canal 5.

Fue tomada en consideración y puesta a discusión la moción. “El profesor Gustavo A. Castañeda dijo: debe darse un nombre a la moneda que sintetice nuestra autonomía y nuestro pasado. Confiesa que admira a Morazán como el genio de la guerra en Centroamérica y como el símbolo de la unión; pero el general Morazán encontró la unión hecha, y desgraciadamente para él, se rompió en sus manos.

El general Morazán fue uno de nuestros guerrilleros, y no fue más por eso que el representante de nuestros bochinches intestinos. No brilló su talento de estadista y solo fulguró su espada, como un genio de la guerra. Lempira fue guerrero, pero el uno lo fue entre hermanos y el otro contra el extranjero invasor de nuestra tierra, es decir, aquél indígena defendía nuestra autonomía. Y sin que uno sea más que el otro, hace moción para que el nombre de nuestra moneda sea Lempira.

Fue tomada en consideración la moción y puesta a discusión…al practicarse la votación el resultado fue el siguiente: por la moción del diputado Castañeda 21 votos, por la moción del diputado Cáceres, 15 votos. En consecuencia, el nombre de la moneda nacional será Lempira”.

De más está decir que no compartimos en lo más mínimo los alegatos que en contra de Morazán hiciera el diputado Castañeda y mucho menos que fuera él, el artífice del rompimiento de la unión centroamericana. Todo lo contrario. Sin embargo, esta es la historia y ahora ustedes también lo saben.

SU OPINIÓN SOBRE ESTOS ILUSTRES HONDUREÑOS:

José Francisco Morazán Quesada
Nuestro mayor héroe y orgullo. Las palabras sobran.

José Cecilio del Valle
Un sabio a nivel mundial. Debería enseñarse su obra en nuestras escuelas. La vida y la muerte lo privaron de la Presidencia de Centroamérica. Fue Canciller de México.

Fue el primero en hablar de Panamericanismo. Nuestros grandes hombres fueron, en su momento, como los “Padres Fundadores” de los EE UU: creían que teníamos un “Destino Manifiesto”.

Dionisio de Herrera
El verdadero maestro de Morazán, casi olvidado por la historia y fue presidente de dos países y rechazó serlo de un tercero. El fanatismo religioso convirtió en cohetillos una biblioteca que sería nuestro orgullo (como la de su primo, José Cecilio Díaz del Valle).

Marco Aurelio Soto
Un traidor a sus ideales y a su tierra. Mató de tristeza a don Ramón Rosa con sus actos criminales. Y si lo defienden por la “Reforma Liberal”, les diré que el verdadero ideólogo fue el doctor Rosa. No quiero extenderme hablando de esos contratos, tan populares ahora, en que se dan en concesión por 20 años nuestros recursos naturales, sin dejarle un centavo al país. El hizo uno, que lo volvió noble y millonario, con la Rosario Mining Co. y después huyó del país.

José Trinidad Cabañas
El gran amigo de Morazán. El testigo y seguidor de su gesta. Merece decir su nombre con tanto orgullo como el de su gran amigo. Se le recuerda por su honradez y valor a toda prueba, pero quienes han visitado su tumba se dan cuenta cómo tratamos a los buenos hombres.

Fonseca con su madre Sidalia y su hijo Emilio Alejandro.

José Trinidad Reyes
Un hombre bien intencionado. Mal poeta (si no me cree, diga de memoria alguna de sus “Pastorelas”). Muy voluble al escribir (Un día era todo elogios para Morazán y a la semana siguiente le llamaba “ganzuíno”, de donde deformaron sus enemigos el apodo de “Chico Ganzúa”).

La imagen que conocemos de él, en realidad, es la de su hermana Francisca, su gemela (sí, me refiero al busto que está frente a La Merced). Era necesaria una figura religiosa amable y bonachona en el proyecto de país que tenía la Reforma Liberal. A él le tocó la suerte.

Tiene interés en política…
Finalmente, no tengo ambiciones políticas. Por supuesto que estoy dispuesto a servir a mi país dentro de mis capacidades. Pero, por lo pronto, me siento feliz de no ser de los actuales “mejores hombres y mujeres” del país.

Sobre su papá Gautama Fonseca, ¿qué puede decir?
Sobre mi padre hay mucho qué decir. Era una persona compleja, con una visión de país que muy pocos entendían en realidad. Logró superar las adversidades que le planteó su origen humilde y hacerse, a punta de empeño, un nombre propio.

Mi opinión particular es que rompieron
el molde en que se forjó su generación. Hombres de una sola palabra, con un amor profundo por su país, al que le dio todo. Lamento saber que no se hicieran realidad sus ideales, desde la Integración Económica, hasta la integración social del campesino hondureño, con plenos derechos. Tal vez eso sea lo único positivo de su partida: que no tenga que sufrir esa decepción. Pero el legado más valioso que conservo es el orgullo de poder decir que desciendo de un hombre honesto.

LA PREGUNTA DEL TOSTÓN
El Facebook, ¿qué le produce?
Llevo publicadas alrededor de mil historias que están disponibles para quien las quiera leer, cada una con su fuente bibliográfi ca y, de cierto modo, es mi forma de cumplir con algo en lo que creo: “conocimiento que no se comparte, no sirve para nada”.

lacobrarl@yahoo.com