APOCALÍPTICO

OM/17 de February de 2020/01:06 a. m.

EL fin de semana las “chatarras” de los chats reenviaban un artículo de “Presencia Universitaria” que, como se trata de vaticinios apocalípticos, captó la atención de los zombis hipnotizados en sus móviles. Los mismos que pasan todo el día de Dios ocupados en la transmisión de menajes insípidos –usualmente ataques contra enemigos que odian– en sus burbujas del WhatsApp. El encabezado de la información lee así: “Honduras por su modelo económico y educativo, está destinado a desaparecer como país en el año 2050”. La afirmación se la atribuyen a Yuval Noah Harari, autor del libro “Sapiens: de animales a dioses”, y profesor de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel. Sin embardo el contexto de la cita se refiere a otro libro del mismo autor: “21 Lecciones para el Siglo 21”. Para ser más precisos a un conversatorio entre Harari y Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook. Este solo hecho, del momento en que aquí las “chatarras de los chats” se enteran de información que hace tiempos ha estado disponible al público –pero para los boca abiertas de aquí hasta ahora es novedad– es indicativo, precisamente del virus –identificado por Harari en su libro– que ha contagiado mortalmente la sociedad. (La disrupción tecnológica).

Hace más de un año que subieron a “YouTube” el debate entre Yuval Noah Harari y Zuckerberg, en el cual se cita el atraso en el sistema educativo hondureño como ejemplo del abismal retardo que se padece, colocando a Honduras en la cola de los países que difícilmente podrán lidiar con las fuerzas de la globalización. “El experto en educación y director del Sistema de Posgrados de la UNAH, Armando Euceda –en el artículo de Presencia Universitaria– dijo que Harari, el intelectual más leído en el mundo en estos momentos, pone a Honduras como ejemplo de un país que probablemente no exista en el 2050”. (Sería –consecuencia de la falta de apetito por la lectura– el intelectual más leído en otras partes del mundo menos aquí). Bueno, hay que meterse a ver la larga charla de ambos personajes para entender el contexto exacto de como fue que Harari usó a Honduras de ejemplo, sin embargo, mucho de lo que sostiene ya días que venimos planteándolo en esta columna editorial. Ello es, la total pérdida del hábito de la lectura en la sociedad, incluso, un germen destructivo que afecta la mayor parte de la clase dirigente y política. Un sistema educativo basado en atiborrar al alumno con cierta información –aunque se mantenga ignorante en cultura general, o de información veraz de lo que sucede a su alrededor y en el mundo– en vez de desarrollar sus críticas habilidades de pensamiento. ¿Y cómo va a desarrollarse la capacidad de pensar, de analizar y de comunicarse adecuadamente si el auditorio no lee, si lo que comunica es “fake news”; desinformación, o sea la información ya manoseada, desfigurada y distorsionada en las redes sociales?

(Este fin de semana –como botón de muestra– desde uno de los bancos telefónicos manejados por las “chatarras”, regaron el falso globo sonda, para divagación de incautos, que “a solicitud de las bases –¿cuáles bases?– un expresidente estaba analizando repetir”. (Fake News). Retomando el tema. Unos meses atrás tuvimos una plática con el ministro de Educación sobre lo que aborda Yuval Noah Harari. Ya otras naciones mucho más avanzadas se encuentran en letargo, afectadas por el impacto, hasta cierto punto disruptivo, que ha tenido en la sociedad la revolución tecnológica. Pero más que todo por el desaprovechamiento que se hace de ella y la forma para lo que se ocupan los instrumentos tecnológicos disponibles. ¿Si las naciones más aventajadas están en riesgo, qué puede esperarse que suceda en este país? ¿Dónde aplazan miles de maestros porque no pueden responder preguntas de cultura general? ¿Dónde cientos de alumnos van al repechaje queriendo pasar lo que aplazaron y no absorbieron, ni les enseñaron, durante todo el año? ¿Dónde hay trabajo para las procesiones de titulados que gradúan las universidades? Ocurre que hoy el edificio educativo y de aprendizaje no tiene cimiento solido. La base es un lodazal. El Internet que es una herramienta valiosísima para aprender sirve más que todo de entretenimiento. La comunicación es usada para transmitir babosadas falsas, triviales e insustanciales. La frivolidad desplazó la formación. Vamos a llegar a un punto cuando las máquinas inteligentes y los algoritmos van a sustituir lo que el ser humano alcanza con su habilidad cognoscitiva. ¿Y si la desocupación ahora es gigantesca, qué sucederá cuando ello ocurra? ¿Y si esas señales apocalípticas comienzan a preocupar a pueblos más avanzados, qué podría esperarse aquí en Honduras?