Banca de desarrollo y compras de emergencia

MA/30 de June de 2020/12:21 a. m.

Álvaro R. Sarmiento

La semana pasada, publiqué en LA TRIBUNA, mi hogar periodístico, el artículo titulado “Mitigando la corrupción durante el COVID-19”, sin imaginarme que el tema sería -lamentablemente- trending topic en Honduras al inicio de esta semana.

Seguramente se trata de una desinformación que pueda aclarar muy pronto, pero en estos momentos, el “horno no está para bollos”, ya lo hemos visto en muchos países durante emergencias, provocadas por huracanes, terremotos, conflictos, una clara tendencia a aprovecharse del dinero público, para hacer negocios alejado de la legalidad. Recientemente se han hecho públicas compras en algunos países europeos, de “respiradores mecánicos” o “mascarillas” que no sirven para lo que fueron adquiridos.

Y como esta columna de opinión, no es amiga de llorar sobre la leche derramada, acusar a nadie, ni proponer soluciones irreales, tomo como referencia las iniciativas del Grupo del Banco Mundial, ya que, para la banca de desarrollo, entiéndase BID, Banco Mundial, BCIE, etc., no es suficiente ofrecer fondos; créditos o donaciones, más bien asegurarse que cada uno de los centavos de esos recursos se ocupen en lograr los fines para los que fueron prestados o donados.

Habría que hacer la contabilidad, pero pocas veces en la historia, se ha contado con acceso a tanta plata, esto en condiciones gravísimas para la mayor parte de la sociedad mundial. El deber de la banca de desarrollo es también fiscalizar eficazmente los gastos comprometidos, que apenas se están comenzando a gastar.

Aunque no es función principal del Banco Mundial, el pasado 7 de mayo, Enzo de Laurentis, jefe de Compras y Contrataciones de ese ente multilateral, escribía, “A medida que se extiende la pandemia, las existencias de equipos de protección personal y dispositivos médicos se están agotando rápidamente en todo el mundo. La velocidad es esencial, dado que los plazos de entrega se están prolongando. Las oportunidades para adquirir suministros duran muy poco tiempo, lo que puede llevar a que otros compradores concreten la transacción primero. Luego concreta esta importante faceta del Banco, el Marco de Adquisiciones del Banco Mundial (i) proporciona a los prestatarios la posibilidad de agilizar la adquisición de los bienes y servicios necesarios para la respuesta de emergencia, en segundo lugar, en estas terribles circunstancias, estamos intensificando nuestro apoyo y ofreciendo una nueva opción de adquisiciones a los países para que puedan acceder a los suministros médicos que tanto necesitan. Los gobiernos ahora pueden también pedir al banco que les facilite el acceso a los proveedores mundiales y que negocie en su nombre los precios y otras condiciones”.

Se aclara que se trata de un apoyo exclusivamente, en el marco de respuesta a la emergencia sanitaria del COVID-19. Y más específicamente el “Banco Mundial desempeña una función de facilitador. No cobramos ningún cargo adicional. No actuamos como agentes legales de nuestros clientes y no firmamos ningún contrato. La responsabilidad de estas decisiones recae en nuestros prestatarios”.

Este y cualquier gobierno tienen en bandeja de plata, la oportunidad de hacer las compras de emergencia/urgencia con un apoyo de un tercero -que perfectamente también podría ser el BCIE- que únicamente tiene el deber de cumplir con los elementales deberes de transparencia y aprovechar cada centavo, para ayudar a resistir una crisis, que además de ser médica es también moral.