Soluciones perdurables

MA/21 de July de 2020/12:28 a. m.

Carlos López Contreras

Honduras y el mundo están atacados por la pandemia, pero ambos sobrevivirán.
El Ministerio de Salud es el competente para enfrentar y combatir la epidemia. En nuestro caso no ha ocurrido así. Ha habido invasión de competencias que han resultado en actuaciones con apariencia de estar reñidas con la ley. No hay duda que Invest-H debe ser investigado, no solo por el “affaire” de los hospitales móviles, sino que también por la forma sorprendente que, en la práctica, se maneja esa institución.
La reflexión anterior no debería interpretarse como que se le niega al o a los investigados la garantía de la presunción de inocencia mientras no sean declarados culpables por juez competente, conforme al debido proceso.

Pero si las cosas se hubieran hecho bien, no experimentaríamos una crispación por el manejo de una faceta de la pandemia. Parte de los “hospitales móviles” están todavía en aduanas, ignorándose si vienen completos y si serán funcionales; tampoco sabemos si vendrán o cuándo llegarán los cinco restantes.
En mi opinión, lo que debió ocurrir es que, declarada la pandemia, el Ministerio de Salud debió asumir el manejo de la situación, consciente que el sistema de salud era precario y era urgente reforzarlo con instalaciones nuevas y perdurables, más el recurso humano calificado y los equipos médicos.

La ministra de Salud debió reunirse, junto a sus especialistas en epidemiología, con representantes de los colegios de arquitectura y de ingeniería que cuentan con especialistas en diseño y construcción de hospitales, para que le definieran un plan de construcción y ampliación de las instalaciones existentes en plazo perentorio; con el informe del grupo multidisciplinario, la ministra habría consultado con el Presidente de la República sobre el cumplimiento de los requisitos legales, para hacer un llamamiento a las empresas preclasificadas y confiables a una licitación para conocer sus ofertas con relación a la construcción o ampliación de instalaciones hospitalarias. Serían edificaciones de rápida construcción utilizando el sistema modular, para reforzar el sistema de salud de modo perdurable, por décadas posteriores a la pandemia. Así, módulos terminados, estarían listos para atender a los pacientes.

Toda la inversión sería en lempiras, bien supervisada, con garantía de cumplimiento, con pagos en forma gradual y de acuerdo al avance de la obra, reservando un porcentaje de los pagos para la liquidación del contrato, una vez entregada la obra a satisfacción del Ministerio.

Según los entendidos, Honduras cuenta en Centroamérica con la más amplia y eficiente infraestructura en materia de la industria de la construcción. De esta manera, transcurridos cuatro meses desde declarado el toque de queda, el 15 de marzo de este año, ya tendríamos suficientes construcciones modulares para satisfacer las necesidades crecientes de la población víctima de la pandemia.

Eso, infortunadamente no se hizo. Pero se debe hacer ahora, con urgencia. Honduras no puede quedarse paralizada en el aspecto sanitario por la incertidumbre del “affaire” de los hospitales móviles. La salud del pueblo hondureño demanda soluciones perdurables, como la reactivación económica y el desarrollo social exigen una solución perdurable, vale decir la obtención de la vacuna contra el COVID-19.
El Estado debe dar una respuesta perdurable a las necesidades de salud del pueblo hondureño y posicionarse, internacionalmente, para obtener lo más pronto posible la vacuna contra el COVID-19 para toda la población hondureña.

Honduras se salvará, con mayor o menor daño inferido por la pandemia pero, en todo caso, se salvará.
Como resultado de esta penosa experiencia, si se actúa ahora con energía para levantar las obras perdurables, el “affaire” seguirá su curso de investigación, seguramente se hará un “follow the money trail”, si así lo determina la autoridad, se aplicará la justicia, pero el pueblo hondureño podrá disponer, a muy corto plazo, de un sistema renovado y perdurable de su sistema sanitario, hecho en Honduras por empresas hondureñas y con mano de obra hondureña. Nuestro país demanda soluciones perdurables en lo sanitario y en lo económico-social.

¡Dios salve a Honduras!