Pobre macroeconomía pobre

ZV/15 de January de 2022/12:03 a. m.

Lucem et Sensu

Por: Julio Raudales
Economista y sociólogo, vicerrector de la UNAH.

En las postrimerías de su gestión, el actual régimen pontifica en titulares sobre lo grandioso de sus “logros”. Muestran a cuatro columnas, que ahora hay mejores carreteras, progreso en la logística portuaria y aeroportuaria, mayor integración social gracias al programa “Vida Mejor”, etc.

Ha sido tan malo el despliegue publicitario, que más bien da pena. Ni siquiera un niño de 6 años creería semejante avalancha de disparates ajenos a la percepción general. Así que, ante el torrente de papel y tinta utilizados, el resultado es más bien un abrumador silencio.

Sin embargo, los medios masivos también han hecho acopio de los informes presentados por el Banco Central sobre los resultados de la gestión macroeconómica. Se habla de un crecimiento record de entre 10% y 12% en la producción, de una inflación de 5.3%, déficits públicos manejables y gran acopio de reservas internacionales.

Como las preguntas abundan, creo que vale la pena hacer alguna reflexión sobre lo dicho. Antes de meterme a las cifras, parece necesario volver a puntualizar algunos elementos sobre la utilidad de la macroeconomía en el análisis de la realidad, ya que muchas veces, los errores en su interpretación, llevan a conclusiones temerarias sobre el comportamiento social.

Para empezar, el análisis macroeconómico se debe hacer considerando los cuatro sectores de a economía global, los que deben visualizarse de manera integral: la producción, el gobierno, el sector financiero y el resto del mundo. La interacción de cada uno de ellos tiene impacto en los otros y forzosamente en el bienestar social.

El error que comenten la mayoría de las personas, incluso los economistas, es que hacen aseveraciones terminantes considerando el resultado de uno o dos de estos sectores, vistos de forma parcial. Por ejemplo: si hubo baja inflación y poco desempleo, se asume que las cosas andan bien, o si la cuenta corriente de la balanza de pagos es muy negativa y la tasa de interés está elevada, se asume que las cosas andan mal. ¡Grave error!

Es fundamental ver el impacto que el desempeño de los 4 sectores tiene, sobre todo en el nivel de bienestar de las personas medido por el ingreso. Algunos dirán: Pero el ingreso no debe ser el único medidor. Bueno, tal vez no, pero es el que tenemos más a mano.

Volviendo a los informes que ha presentado el Banco Central, pese a lo que el presidente dice, está claro que muestran muy poco sobre el desempeño macroeconómico del país. Aunque si se hurga donde se debe, las cifras pueden ser muy reveladoras.

Para empezar, la producción no ha mejorado. El que digan que el PIB real creció en 10 o 12% solo indica que estamos en el mismo lugar donde nos quedamos en 2019. Es decir, está claro que las cosas no han mejorado y ya estaban mal antes de COVID.

Es necesario entones, que se diga que ese crecimiento estuvo impulsado fundamentalmente por un gasto público que solo incrementará una crisis de deuda en el futuro cercano. También se debe decir que este aumento en la deuda, interna y externa, solo causará presiones a la tasa de interés doméstica, lo cual repercutirá en la inversión productiva de mediano y corto plazo. Ergo, nos esperan años más difíciles en cuanto a la generación de empleo.

Así que nos sigamos contando cuentos de camino real: Este gobierno, más que los anteriores, ha generado uno de los peores resultados macroeconómicos de la historia. Será necesario tomar medidas urgentes para salvaguardarnos de seguir en caída libre. No hemos tocado fondo, si no se actúa responsablemente, la situación podría seguirse deteriorando y podríamos llegar a ser Haití más pronto de lo que creemos.

Las nuevas autoridades deben ser cuidadosas a la hora de elegir una paleta de políticas que permita revertir el sentido nefasto en que nos han conducido los actuales personeros del gobierno. También deben ser creativas. Las secuencias y los ritmos son importantes, se debe restituir la confianza perdida en el sector privado y me refiero a trabajadores, empresarios, academia y demás. Un ordenamiento en el sector público será crucial, pero también el saber dar los incentivos adecuados a la ciudadanía.

Parece una tarea ardua, pero hay que enfrentarla con valor en inteligencia. Esperemos y hagamos nuestro deber desde donde estemos. El futuro está allí y se moverá en consecuencia con los pasos que demos ahora.

juliocraudales@gmail.com