En el nuevo año lectivo

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31 de enero de 2020
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12:02 am
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En el nuevo  año lectivo

Por: Jaime Martínez Guzmán

Las autoridades educativas de nuestro país vienen desarrollando una saludable promoción para los efectos de que los hondureños, sean niños, jóvenes y adultos, acudan a los centros educativos a inscribirse en el nivel, grado y modalidad educativa correspondiente y así, ser objetos de la formación que el Estado y los particulares le ofrecen, con el objeto de ser dotados de las competencias necesarias para su desenvolvimiento en el ámbito social, ciudadano y laboral. La matrícula oficial ocurre en la segunda quincena del mes de enero.

Desde hace algunos años se recuperó la normativa de iniciar las clases puntualmente el 1º de febrero. Antes de ello, (1995) y como supuesta conquista magisterial derivada del Estatuto del Docente que establece los meses de diciembre y enero como período vacacional del año lectivo, el gremio magisterial se oponía al desarrollo, en esos meses, de cualquier actividad educativa, aduciendo que ellas afectaban sus vacaciones. Así, actividades como las recuperativas y de matrícula, se efectuaban en febrero, con la consecuente merma en los 200 días de clases o lectivos que la legislación establece. Hubo un año que en un instituto capitalino, de los más grandes, por falta de previsión y organización, iniciaron clases hasta el 1º de marzo y a los pocos días vino el feriado de la Semana Santa. Ese mismo año se produjeron paros de labores con pérdida de 45 días lectivos. Qué resultados cualitativos se pueden esperar cuando los educandos solamente reciben 125 días de clases, de los 200 mínimos. Ojalá que circunstancias de estas no vuelvan a suceder.

En el presente año, la Secretaría de Educación ha informado que las clases se inician el lunes 03 de febrero. Es deseable que todos los educandos, principalmente, niños (as) y jóvenes estén prestos, con entusiasmo, responsabilidad y decisión, para participar activamente en el proceso de apropiación de los bienes y valores de la cultura, sean estos cognitivos, éticos, procedimentales, axiológicos o actitudinales, cuyo bagaje es indispensable para triunfar en la vida, naturalmente con el impulso y acompañamiento oportuno de los padres de familia.

Es deseable también que los docentes reafirmen permanentemente, su conciencia de la importancia de su labor en la adecuada formación de los educandos, principalmente, con el vivo ejemplo de su dignidad, responsabilidad, dinamismo, dedicación y entusiasmo. Al respecto de estas cualidades docentes, fuimos reiterativos con nuestros alumnos en la cátedra de Práctica Pedagógica al recordar el Decálogo del Maestro de Gabriela Mistral “Maestro sé fervoroso, porque para encender lámparas hay que tener fuego en el corazón”. Parodiando aquello de que “lo cortés no quita lo valiente”. La dignidad no quita lo beligerante. Los maestros deben luchar por sus derechos, dentro de un gremialismo bien entendido, con abstracción de todo aquello que vaya en detrimento de la formación de los educandos, del orden y tranquilidad pública. A ello, generalmente, se ven abocados por la influencia de líderes gremiales politizados, bajo evidentes falacias como la cócora de la privatización de la educación y la salud, generada por la tristemente célebre plataforma del año pasado, la que tanto daño ocasionó al sistema educativo.

Sobre el calendario de labores educativas anuales, es necesario informar que, solamente iniciando clases en los primeros días de febrero, como está sucediendo actualmente y finalizando con las actividades evaluativas el 30 de noviembre, sin paros de labores y extensión de feriados, es que se pueden alcanzar, apretadamente, los anhelados 200 días efectivos de clases, como puntualizaremos más adelante.

Solamente si se trabajan los medios días de los sábados, como fue normativa general antes del Estatuto del Docente, es que puede lograrse más de lo indicado. Anteriormente, los sábados se efectuaban actividades artísticas, cívicas, sociales y deportivas. En la actualidad estas se desarrollan intrasemana, restando días efectivos de clases.

Veamos la conformación contable, del año escolar. Debemos restar 62 días de diciembre y enero del año corriente de 365 días que son los vacacionales. También deben restarse 88 días que son los sábados y domingos, pues también, desde los tiempos estatutarios, se han suprimido las actividades sabatinas en la mayoría de los centros educativos, queda así un saldo de 215 días. Sin embargo hay que restar todavía los días feriados, 5 días de Semana Santa, 5 días de vacaciones intermedias de “oxigenación” en junio, y alrededor de 8 días más de otros feriados nacionales y escolares, sin contar con los días que se toman en las celebraciones de las ferias patronales de la localidad; queda, entonces, un saldo total de 197 días efectivos de clases, que deberían ser intocables, blindándolos de interferencias como la de los paros de labores y las celebraciones de aniversarios de las organizaciones docentes, que deberían hacerse en fin de semana. Debería aprovecharse el tiempo para que los santos no lloren.

Exsecretario de Educación

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