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18 de febrero de 2020
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12:57 am
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Adiós 2020

Por Armando Cerrato 

Pese a las reiteradas afirmaciones del reelecto Presidente de la República por el Partido Nacional, abogado Juan Orlando Hernández Alvarado de que al culminar su mandato el 27 de enero del 2022 entregará la banda presidencial al favorecido por el voto popular de cualquier signo político que entre en la contienda electoral, que dará su veredicto el último domingo de noviembre de 2021.

En varias oportunidades en que el mandatario ha tenido apariciones públicas ha dicho a periodistas, empresarios, obreros, campesinos, religiosos y otros sectores de la vida en sociedad hondureña “que ni él ni su esposa Ana García Carías de Hernández aspiran a ser candidatos y ni siquiera se aprestan a presentar precandidaturas en las elecciones internas del Partido Nacional de Honduras”.

Sin embargo, el mandatario aclaró que como buen nacionalista disciplinado y comprometido con el partido apoyará y trabajará sin descuidar la administración del Estado por el precandidato que en virtud del voto de sus correligionarios resulte ser el candidato oficial a la Presidencia de la República y que también lo hará por los colaboradores que aquel escoja.

Las palabras del mandatario empero son para todos los políticos de diversos signos y que están activos en la liza que se avecina “increíbles” y todos argumentan que Juan Orlando Hernández Alvarado es un mentiroso y que ya habiendo afirmado que no aspiraba a seguir en el poder violó la Constitución de la República y amañó las elecciones pasadas para reelegirse con la complicidad de la mayoría de diputados nacionalistas que dominan el Congreso Nacional y modificaron la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ante la cual y mediante un recurso de amparo interpuesto por 19 diputados lograron que se declarara inconstitucional un inciso de un artículo pétreo que prohibía hablar o proponer la reelección presidencial y que luego por una interpretación del pleno de la Corte se decidió que la eliminación de ese inciso abría las puertas a la reelección.

En sus campañas políticas Juan Orlando Hernández Alvarado ha pregonado que el gobierno nacionalista debe tener como mínimo un período de 50 años consecutivos en el poder, de los cuales va a cumplir 12 y continuará ejerciéndolo, salvo que una alianza opositora derrote en las urnas a un Partido Nacional que unido es muy fuerte y cuando aún ahora antes de las internas aparece fraccionado dada su tradicional disciplina terminará unido.

Tres de los más incrédulos en las palabras de Juan Orlando Hernández Alvarado son los líderes políticos José Manuel Zelaya Rosales fundador y actual coordinador general del partido Libertad y Refundación (Libre) que en sus dos primeras apariciones en la palestra política nacional se muestra como segunda fuerza política del país, Luis Zelaya Medrano presidente del Concejo Central Ejecutivo del Partido Liberal y excandidato a la Presidencia de la República, y a quien se achaca la enorme división que tiene a su partido al borde de la tumba, dadas sus erráticas actuaciones y menosprecio de la vieja guardia del ente político más antiguo del país; y Salvador Nasralla con un partido en formación que para oficializarse ya solo necesita de la declaración oficial del Tribunal Nacional Electoral de haber sido inscrito.

Nasralla ya participó dos veces en elecciones generales, la primera con un partido que él fundó y que denominó Partido Anticorrupción (PAC) y que le colocó como tercera fuerza política tras el Nacional y Libre, y relegando a una cuarta posición al otrora poderoso Partido Liberal.

Pero Nasralla por actuar como una veleta y discriminar genéricamente al sexo femenino de su partido y actuar trivalentemente (pensar, decir y actuar diferente) y por soberbia no participó en una elección interna perdió el PAC ante la abogada Marlen Alvarenga que le tiene querellado por difamación, calumnia e injurias, juicio que sin embargo parece estar engavetado.

Marlen Alvarenga también alega que Salvador Nasralla recibió en su oportunidad varios millones de lempiras de la deuda política y que no entregó uno tan solo a las arcas del partido.

Así las cosas y con los tres partidos mayoritarios actualmente Nacional, Libre y Liberal dominando los organismos electorales para darles un poco más de transparencia y modernidad, algo que al parecer no se logrará completamente antes del proceso electoral de finales del 2021, por lo que las posibilidades de un fraude electoral siguen latentes en el pensamiento político de la mayoría de los hondureños.

Nasralla y Zelaya Medrano aparentemente sostienen pláticas encaminadas a lograr una alianza que se vuelva mayoritaria en las próximas elecciones generales, relegando a segundos planos a los partidos que por sí mismos son muy fuertes: Nacional y Libre.

Licenciado en Periodismo

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