Elecciones en Estados Unidos: una reflexión democrática

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19 de noviembre de 2020
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12:01 am
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Elecciones en Estados Unidos: una reflexión democrática

Elecciones en Estados Unidos: una reflexión democrática. Por: Eduardo Enrique Fuentes Cálix
Abogado y Máster en Gobierno y Administración Pública
Twitter: eefuenteshn

Lo que se espera de la política es que genere decisiones racionales, sensatas y beneficiosas para el mayor número posible de ciudadanos. Los pueblos buscan confiar en el respeto a la voluntad popular, y con ello, la garantía que la decisión de las mayorías es la voz que gobierna.

Para todo apasionado por los sistemas políticos electorales, Estados Unidos es el referente de institucionalidad electoral y certeza del respeto de la voluntad popular, manifestada en las urnas. El último ejercicio democrático celebrado en Estados Unidos de América ha dejado muchas reflexiones, que más allá de los resultados electorales y el cuestionamiento de los mismos, queda en la percepción de los que han seguido este proceso, la ratificación de que no existe sistema electoral perfecto y que estos son siempre perfectibles.

El exvicepresidente Joe Biden fue anunciado presidente electo de Estados Unidos de América, tras sobrepasar el mínimo de 270 votos electorales necesarios para ganar, y el mandatario actual Donald Trump, sigue en su postura de refutar los resultados por vía judicial; aferrándose específicamente al proceso de recuento de votos en torno a las boletas por correo -un sistema empleado en esta nación desde 1864 y que está protegido por la legislación-. Perdió las demandas que presentó con la finalidad de detener el conteo de votos en Michigan, Georgia y Pensilvania, pero la posibilidad de llevar el caso hasta la Corte Suprema, de mayoría conservadora, sigue sobre la mesa.

La covid-19, estableció retos para la democracia y a su vez la identificación de alternativas para garantizar la participación ciudadana en los procesos electorales. Muestra de ello es el incremento en el uso del voto por correo. De acuerdo a The New York Times, solo en junio de este año, casi el 40% de los votantes primarios en New York, optaron por ejercer el sufragio por esta vía, comparado con el casi 4% en elecciones anteriores en ese mismo Estado.

Este panorama viene a caldear aún más los ánimos políticos entre demócratas y republicanos en la gran nación del norte, y deja a las puertas, un escenario nunca antes visto en los 244 años de vida republicana en los Estados Unidos.

Aún con la falta de certeza en el desenlace de este proceso y con el fantasma de que su resolución sea por la vía judicial, es importante acotar que para que uno de los intervinientes en la contienda política pueda impugnar un proceso electoral, es requisito sine qua non que haya concluido el proceso y certificado la votación.
Conociendo este escenario, es inevitable observar cómo la incertidumbre, dudas y cuestionamientos de los resultados no son sentimientos exclusivos de los procesos electorales latinoamericanos. Situación que a la vez nos conduce a la reflexión sobre lo que esperamos de la política y de los procesos electorales en la región.

Aún con estos sinsabores, reafirmamos nuestra convicción democrática, la que no se limita a la elección periódica de los gobernantes, sino que incluye la división de poderes y el control de pesos y contrapesos que permite el equilibrio entre ellos, con el límite inquebrantable de los derechos y libertades ciudadanas. Este conjunto de normas e instituciones, son justamente las que deben proteger la política y la democracia del populismo que se aprovecha de las dificultades sociales de los pueblos, con el fin de abrirse espacio en posiciones de toma de decisiones.

La democracia no se promueve por fe, sino por convicción y por razón, porque se fundamenta en el debate de ideas y argumentado de los asuntos políticos.

La historia ha demostrado en los resultados electorales, salvo algunas excepciones, que sumadas y restadas las opiniones individuales, el total de los votos conduce a decisiones razonables. Estas decisiones de las mayorías, constituyen democracia, que no solo es el gobierno del pueblo, sino tambien que el pueblo elige a quienes deben gobernar.

En consecuencia, los esfuerzos individuales y colectivos deben ir dirigidos a la construcción de la confianza ciudadana y respeto a los procesos, instituciones y resultados electorales. De esta forma se fortalece la convicción de que la política a través de las democracias es el camino para el bien común.

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