SEGUNDA RONDA DE LA SEGUNDA VUELTA

ZV
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21 de mayo de 2021
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12:36 am
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SEGUNDA RONDA DE LA SEGUNDA VUELTA

NO teníamos intención de escribir sobre lo que se conoce como “Opción B”, ya que, en esta atmósfera crispada, de mírame y no me toques, mejor permanecer en prudente expectativa. Terciar en la discusión política –con ánimo de orientación a la opinión pública– es arriesgarse a que lo enloden de impertinencias. Sin embargo, quizás basten unas líneas, como aporte a la verdad histórica, y nada más. Desgraciadamente aquí poco recuento escrito fidedigno hay sobre episodios relevantes de la vida nacional. Así que cualquier desinformado, moldeando barro artesanal para sacar pichingos a su manera, sorprende al perdido auditorio con cuentos de camino real. La ley de lemas –del doble voto simultáneo– que regía la práctica de elecciones en Uruguay –hasta la reforma constitucional de 1996–, fue tomada como modelo para la salida a la crisis política hondureña de 1985. Conste que estamos hablando de la Opción B original –y solo a manera de información ilustrativa– no de un alias que andan peloteando a manera de escoger cabeza dentro de una alianza.

Para aquellos días, sectores políticos de ambas formaciones históricas se quejaban de la intervención del Ejecutivo en los partidos. Las convenciones del oficialismo practicadas para designar candidatos eran objetadas por varias de las corrientes internas disidentes. El conflicto se agudizó a raíz del enfrentamiento de bandos de ambos partidos en el Legislativo con la Casa de Gobierno. La disputa llegó a su cisma con la destitución de magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Los magistrados no se dejaron destituir y más bien emitieron orden de captura contra sus supuestos substitutos. No fue, como se ha dicho por allí, que el mecanismo de celebrar elecciones simultáneas haya sido propuesto por ningún asesor de los uniformados. Fue iniciativa del canciller Edgardo Paz Barnica, transmitida a Suazo Córdova, quien vio en la fórmula un mecanismo para dilatar las internas hasta la celebración de elecciones generales. Tiempo adicional –calculó– para seguir maniobrando. (Hubo una reunión de dirigentes del movimiento rodista en la ciudad de La Paz –sobre la que hay una breve referencia en el primer libro Los “Idus de Marzo”. Daremos mayores detalles en el segundo libro que, uno de estos días, sale a la luz pública). El esquema de realizar el mismo día primarias en los partidos y elecciones generales fue –con la venia de Suazo– planteado a los políticos por los militares en los hangares de la Fuerza Aérea. El pacto firmado, a instancias del jefe de las Fuerzas Armadas –cuando los generales ponían en orden a los políticos– fue plasmado en la ley.

Hoy, el país, de momento, no se encuentra entrampado en un laberinto parecido. Son otras las circunstancias. Lo que hoy se padece –como secuela de la crisis postelectoral de los comicios pasados– es de un declive en la confianza ciudadana. Incluso dudas al sistema electoral. Y de una incredulidad hacia todo de un público desencantado. Hay, además, una guerra sin tregua contra la verdad. Ya ven esa campaña insidiosa de perdedores y sus vitrolas RCA Víctor, deslegitimando el proceso eleccionario con intención de opacar el horizonte democrático que le queda a Honduras de salir de la crisis. El que no haya una Ley Electoral completa y definitiva –solo remiendos a la vigente– es otro factor generador de desconfianza. Dudamos que la ley que vayan a emitir, cuando decidan sacarla, sea suficiente remedio. Van a tener al país en capilla ardiente si no la sacan y convocan elecciones generales con la vieja. Ya hay partidos que amenazan no ir a elecciones si no es con una nueva Ley Electoral. Mientras, el oficialismo golilla que iría solo si no participan los demás partidos. (Parecido a lo que sucedió cuando a Pineda Ponce lo citaron a la embajada para advertirle que sin la participación del partido de oposición era dudoso que el imperio reconociera el resultado de las elecciones y al gobierno entrante). Si la trifulca entre los políticos crece –como sucedió en el 85– algo adicional va a requerir el país para que regresen las aguas a niveles manejables. La segunda vuelta electoral –con la que se hicieron los de a peseta cuando la ventilamos en esta columna de opinión– es lo único novedoso que queda. La durmieron calculadamente cuando era tiempo de hacer la reforma constitucional. Aún cuando el Congreso Nacional recibió la iniciativa del CNE, la engavetaron. Algún mecanismo deben encontrar para resucitarla. No hay otra cosa así de bulto que, como la segunda vuelta, pueda avivar la decaída confianza que es preciso restablecer para que la práctica comicial sea exitosa. Así que, por el más alto interés de la nación, vamos a la segunda ronda de concientización sobre la necesidad de la segunda vuelta. A tantear otra vez si ahora escuchan.

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