Armando Cerrato
Licenciado en Periodismo
Por costumbre los hondureños evaluamos cada nuevo gobierno por sus actuaciones en sus primeros 100 días de ejercicio.
Se supone que todo aquel que aspira a ocupar la primera magistratura de la nación por la vía electoral conoce de “pé” a “pá” la situación real y concreta en que se desenvuelve, y se desenvolverá la vida cotidiana dentro de una realidad de un pueblo en marcha con fe y esperanza de un futuro mejor.
Es por ello que el gobierno que encabeza Iris Xiomara Castro Sarmiento, como la primera mujer que alcanza la Presidencia de la República, con casi 2 millones de votantes a su favor y cumplidos ya sus primeros 100 días de gobierno, una rápida evaluación de su actuar la muestra como una déspota, nepótica, autoritaria y con pretensiones de criar una dinastía populista que solo favorecerá a sus familiares y amigos, ya ubicados en cargos claves.
En un abuso de poder Xiomara impuso, en uno de sus primeros actos, al presidente del Congreso, Luis Redondo, quien en agradecimiento y con complicidad de las bancadas supuestamente de oposición liberal, nacionalista, democristiana y del PAC, aprueba cuanto decreto le envía la Presidenta.
Un primer decreto fue uno de amnistía para delitos políticos y comunes conexos con dedicatoria especial para los cometidos por exfuncionarios del gobierno de su esposo José Manuel Zelaya Rosales, defenestrado el 28 de junio de 2009, calificado por la prensa nacional y la sociedad civil en general como de la “impunidad”.
Como elemento positivo de estos primeros 100 días de gobierno, se destacan la abrogación de los decretos que dieron vida a la Ley de Secretividad, el no pago de energía a los consumidores de menos de 157 kilovatios al mes, la eliminación de cobros irregulares y colaterales por la banca nacional, la eliminación de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) y la eliminación del empleo por hora.
Pero otro punto negativo es que cumplidos sus primeros 100 días aún su Gabinete de Gobierno no está completo y se mantiene en algunas instituciones autónomas y semiautónomas y aún centralizadas, viejos vicios del pasado, como en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), donde una junta directiva que sustituye a una comisión interventora que por años se mantuvo ineficaz e ineficientemente, ha destituido intempestivamente a la directora, doctora Ivins Adriana Zúniga Rodríguez, quien fuera nombrada por la propia Presidenta, Iris Xiomara Castro Sarmiento, en enero pasado.
La directiva del Seguro Social está compuesta por dos representantes del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), 3 de las centrales obreras, los ministros de Trabajo y Salud del gobierno y uno del Colegio Médico; y según la defenestrada, ella se opuso a las pretensiones de la directiva de adjudicarse una dieta por sesión para cada uno de ellos de diez mil lempiras, más otros gastos, comidas pedidas a restaurantes y otros privilegios económicos en detrimento de las finanzas de la institución, donde ella en estos meses trató de imponer orden para que la institución brindara un servicio con calidad y calidez, eficiencia y eficacia, a sus miles de derechohabientes, obreros y patronos que con sus aportaciones mensuales sostienen a la institución.
La doctora fue despedida, según los directivos, con la anuencia de la Presidenta de la República y según los trabajadores del IHSS, por tratar de imponer orden en una institución en donde el desorden es más que evidente, la doctora despedida también denunció la existencia de un nepotismo dañino entre el personal contratado recientemente, y la existencia en los almacenes de farmacia de muchos medicamentos vencidos y a punto de vencerse, sin que haya ninguna explicación del porqué los mismos no han sido dados a los derechohabientes, a quienes usualmente la respuesta que se les da en las ventanillas de farmacia, al presentar recetas es: “de esto no hay, si puede comprarlo hágalo”, especialmente si los mismos son muy especializados, razón por la cual la tasa de letalidad en enfermedades crónicas, muy específicas es muy alta.
Otro de los errores que se señala al gobierno de Xiomara Castro en estos primeros 100 días de gobierno, es el nombramiento, en la Empresa Nacional Portuaria y Aduanas, de jóvenes sin ninguna experiencia en la vía administrativa, a tal grado que en Panamá fue detenido un barco que transportaba un contenedor repleto de drogas con rumbo a Helsinki, Finlandia y que había zarpado de Puerto Cortés. Asimismo, el nombramiento, antes de que cumplieran su mandato por ley, el Procurador y subprocurador general de la República, favoreciendo a dos miembros del bufete que maneja el vicepresidente del Congreso Nacional, Rassel Tomé.
