El primer año de doña Xiomara

MA
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31 de enero de 2023
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12:47 am
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El primer año de doña Xiomara

Rafael Delgado

Recuerdo la discusión que generó la pregunta sobre cómo calificar los primeros cien días y después los primeros seis meses del gobierno de Xiomara Castro. Fueron muchas las valoraciones, desde diferentes ámbitos, que se lanzaron en aquellos momentos para concluir en el contundente triunfo y otros, en el notorio fracaso de la gestión gubernamental. Sin embargo, era muy atrevido y subjetivo, tratar de presentar algún impacto importante en esos cortos tiempos. A lo sumo lo que se podía hacer a esas alturas era concluir en la calidad de los nombramientos de sus funcionarios, descifrar las intenciones detrás de las declaraciones de los protagonistas. Pero nada o muy poco se podía decir sobre los resultados e impactos en la gente y en las instituciones del país. Transcurrido un año, es un buen momento para evaluar, entendiendo que han transcurrido centenares de días, tras el cual tanto las acciones como las inacciones necesariamente tienen que empezar a traducirse en resultados positivos o negativos.

Las acciones del Poder Ejecutivo de defender el consumo de la gente han sido evidentes ante una escalada en los precios que pudo haber sido mucho mayor. El subsidio a los combustibles, al gas LPG, a la energía eléctrica, los intentos de congelar precios de productos básicos en tiempos de especulación, así como el programa llamado Red Solidaria, son medidas que al menos han aminorado el deterioro del poder de compra de los hogares. Si estas acciones se ejecutan con manos limpias, enfocándose en los más necesitados a los que hay que apoyar inmediatamente y protegidas de las manipulaciones electoreras que buscan en cada lempira que se gasta, comprar lealtades, sus efectos podrán resaltar más. Sin embargo, es necesario tener en cuenta también las limitaciones: no serán suficientes para que en el medio plazo se pueda aminorar el impacto de sucesivos eventos a nivel nacional e internacional que afectan constantemente el consumo y el presupuesto de los hogares. Por ello hay que trascender a políticas estructurales para lograr cambios de fondo.

En este último punto es donde el gobierno no ha logrado despegar. A un año, se puede constatar la derogación de las ZEDE y la ley de empleo por hora. Pero no existe una iniciativa nacional que sustituya a esas leyes. En efecto hay necesidad de crear los espacios dentro del marco de la Constitución de la República para lanzar acciones que fomenten el empleo y la producción. Se ha discutido por mucho tiempo en el país la necesidad del relanzamiento de la inversión privada y pública a través de asociaciones público-privadas que distribuyan mejor los riesgos y los beneficios. Se ha exigido por mucho tiempo la reestructuración del sistema de generación y distribución de energía eléctrica con el fin de fortalecer y no debilitar la institucionalidad pública. Han sido abundantes las voces y las propuestas que exigen un nuevo sistema que forme a los jóvenes en las profesiones y oficios del futuro para garantizarles una vida en el mundo laboral y empresarial exitoso. Estos son ejemplos escogidos dentro de otros tantos que no presentan avances importantes. Lo fatal es que todo lo anterior es clave para que el presupuesto público que es de muchos miles de millones de lempiras se refleje al final en un aumento en el bienestar de la población.

Quisiéramos igualmente ver ya avances concretos en el campo judicial. Por allí avanza a un paso desesperante la Cicih; el trabajo de la Junta Nominadora para la selección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia está en riesgo de perderse ante las maquinarias partidistas que desde el Congreso Nacional juegan con una lógica y con motivaciones diferentes a la de la gente. Ellos quieren poder y la gente quiere justicia. Por otro lado, con el nepotismo se ha perdido la confianza en la gestión de doña Xiomara. El argumento de enchambar a los cónyuges, hijos, sobrinos, cuñados de la cúpula ya que se necesita sobre todo gente leal, es fatal para la democracia y no resiste las pruebas de la excelencia y el sometimiento a las leyes, tan necesarias en estos momentos.

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