Personajes singulares: DON FRANCISCO CRUZ

ZV/20 de June de 2020/12:44 a. m.

Personajes singulares: DON FRANCISCO CRUZ, Dr. Plutarco E. Castellanos

El 20 de mayo de 1895, a la edad de 75 años falleció en la ciudad de La Esperanza don Francisco Cruz Castro. Había llegado procedente de la costa norte con el propósito de prestar atención facultativa a la esposa de un buen amigo, quien se encontraba en trance de enfermedad y no podía encontrar en esa localidad los servicios correspondientes. Los cambios climáticos peculiares de la región provocaron en él problemas cardio respiratorios que terminaron con su vida terrenal. Fue sepultado en el cementerio de La Esperanza donde aún reposa.

La vida de don Chico Cruz es interesante. Tuvo una amplia participación en varios campos de la vida política, social, educativa y médica de nuestra patria, contribuyendo con aportes trascendentales al progreso de Honduras.

Don Chico nació en la ciudad de Santa Ana, República de El Salvador el 4 de octubre de 1820. Sus padres, don José María Cruz, de origen mexicano y doña Romualda Castro, salvadoreña, se trasladaron en 1829 a Honduras en compañía de sus dos pequeños hijos, huyendo de las calamidades provocadas por el conflicto bélico desatado entre Guatemala y El Salvador. Trajeron consigo buena parte de su patrimonio, e iniciaron una actividad comercial satisfactoria y lucrativa, que los hizo hacer de Honduras su segunda patria.

El joven Francisco se integró totalmente a su nuevo ambiente, todas sus enseñanzas se realizaron en Tegucigalpa, en donde asistió a la escuela primaria y secundaria no habiendo completado esta última por los frecuentes conflictos políticos de la época. Dedicó buena parte de sus inquietudes juveniles a la música, particularmente ejecutando el piano y el violín y escribiendo algunas cuartillas musicales. Realizó estudios de jurisprudencia, ciencias políticas y administrativas y en algún momento inició estudios de medicina práctica recopilando experiencias particularmente en el campo de la medicina natural.

Esta preparación general, poco usual en los jóvenes de aquella época, le abrió campo en el servicio público y de esta manera desempeñó actividades como:

– Jefe de Sección de Carteras Ministeriales
– Juez de Primera Instancia
– Jefe Político del Departamento
– Administrador de Aduanas
– Director de la Estadística Nacional
– Magistrado de la Corte de Justicia en Primera y Segunda Instancia
– Diputado del Congreso Legislativo en varias ocasiones
– Ministro de Estado en el gobierno del general José María Medina
– Designado Presidencial del 23 de febrero 1866 al 05 de septiembre 1869. Gobierno del general José María Medina
– Presidente de la República por Depósito del 05 de septiembre de 1869 al 14 de enero de 1870
– Secretario Privado del Presidente general José María Medina. 1871
– Redactor de La Gaceta Oficial. 1871
– Comisionado Especial del gobierno en el deslinde de los territorios limítrofes con El Salvador. 1880

Le cupo también la honra de representar a Honduras en comisiones diplomáticas de gran trascendencia entre ellas las negociaciones con el gobierno británico en el período presidencial del general José Santos Guardiola que culminó con el convenio celebrado entre Honduras y el Ministro de S.M.B. del 27 de abril de 1857 en el que se restituía a Honduras Las Islas de la Bahía y La Mosquitia.

A través de su vida fue periodista, redactor de La Gaceta y de algunos periódicos independientes en donde sostuvo argumentos y polémicas interesantes.

Dedicó gran parte de su vida a la medicina natural y recopiló a través del tiempo información sobre las propiedades medicinales de las plantas existentes en nuestro medio, con la idea de publicarlas y poder brindar a la población general enseñanzas de utilidad práctica, aforismos concernientes a la salud y un repertorio de recetas contra las enfermedades más conocidas en Honduras y los países de la América Central.

Su propósito, que condensó en un libro que llamó LA BOTICA DEL PUEBLO, era “brindar a los padres de familia y a todos aquellos que buscaren alivios a sus dolencias, un legado de cordial filantropía de parte de un anciano que luego pasará al olvido de la eternidad”.

En el año de 1863 fundó el periódico quincenal La Patria que tuvo corta vida. En él buscó el apoyo de sus suscriptores para la publicación de La Botica del Pueblo anunciando que cada ejemplar valdría ocho reales y esperaba que con cincuenta suscriptores podría iniciar la impresión de la obra. Esa invitación no encontró apoyo de la población. Sin embargo, su tenacidad fructificó parcialmente en 1866 cuando logró un acuerdo con el gobierno de la República para publicar su obra en forma de folletín en las páginas de La Gaceta Oficial que fue publicado desde el 17 de septiembre de 1866 en el No. 47 hasta el No. 58 correspondiente al 20 de marzo de 1867, cuando en forma inexplicable se suspendió dicha publicación.

El libro consta de cinco partes principales:
A. La Botica que describe en orden alfabético animales y plantas, sus propiedades, sus efectos secundarios en algunos casos, su utilidad y modo de empleo.
B. Formulario de recetas domésticas: preparación, indicaciones y vías de administración. Procedimientos curativos y operaciones comunes. Medicamentos extranjeros de uso frecuente y conocimiento de sus propiedades, empleo y dosis.
C. Preciosas observaciones y aforismos de eminentes médicos desde Hipócrates.
D. Índice de las enfermedades de que trata “La Botica”, con referencia a los medicamentos con que se curan, contenidos en la misma en orden alfabético.
E. Formulario terapéutico o colección de algunas útiles recetas para curar las enfermedades más conocidas y comunes en la América Central.

Fuente: Plutarco Castellanos, Buscando Raíces: de la hamaca al Consultorio, Tegucigalpa 2015, págs 20, 21, 22, 23

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