DE LAS “REALES REMEMBRANZAS”

OM
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27 de febrero de 2020
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12:43 am
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DE LAS “REALES REMEMBRANZAS”

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

EL director de la Real Academia Española visita Tegucigalpa esta semana. Entre varias actividades de su agenda, proyecta dictar una conferencia magistral sobre “Lengua y tecnología digital”, en el auditórium de la alma mater de la UNAH. Santiago Muñoz Machado es el trigésimo primer director de la RAE y además presidente de la Asociación de Academias de la Lengua, ASALE. Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid y académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Oportuna la ocasión para dedicar unas líneas al encuentro con la Real Academia, cuando fuimos a España. Precisamente a uno de los cónclaves de jefes de Estado centroamericanos convocados por el presidente de gobierno español. Correspondiendo a la visita de los señores Víctor García de la Concha y Humberto López Morales al Palacio José Cecilio del Valle y atendiendo su gentil invitación, pasamos por la augusta casa de la Real Academia Española. Propicio el recorrido por las instalaciones para recordar pasajes sobre el nacimiento de la Academia Hondureña de la Lengua –de las más jóvenes de Iberoamérica– el 28 de diciembre de 1948. Su primer director fue el doctor en jurisprudencia Esteban Guardiola.

En la ceremonia de instalación intervino, con un memorable discurso, el señor Miguel Aznar Zubigaray –experimentado periodista y diplomático, abuelo del expresidente José María Aznar– quien se encontraba en Tegucigalpa, para asistir como representante de España a la toma de posesión del nuevo gobierno el 1 de enero de 1949. Una de sus visiones, que abrieron los ojos del atento auditorio, fue su apreciación que el futuro del idioma español se hallaba en América. Decía, textualmente: “Menéndez Pidal, director de la Academia Española de la Lengua, experimenta cotidianamente una ilusión o un desencanto”. “Una ilusión con la correspondencia que le envían sus amigos de América, sobre las creencias, modismos, neologismos, deformaciones sobre la expresión verbal y sobre las consultas que le hacen”. “Y un desencanto cuando no ha recibido correspondencia de sus amigos lejanos”. “España, sin abdicar sus títulos y sus derechos, ha hecho entrega de su idioma a la América, sin reservas; y lo que acontezca al idioma ha de surgir de este continente, y no de España”. En ese momento, los amigos españoles con quienes dialogábamos, nos condujeron a un rincón de su inmensa hemeroteca. Nos mostraron remisiones documentales de las muchas contribuciones –entre ellas un listado de “hondureñismos”– que, durante varios años, recibieron de nuestro padre, el escritor, periodista, abogado y profesor de español Oscar Armando Flores Midence.

Pasada la natural emoción de conocer las remisiones, pasamos a otros asuntos de mutuo interés. Reiteramos el compromiso oficial y propósito personal de dotar a la Academia Hondureña de la Lengua de un local decoroso para sus actividades, ya que la casona colonial que tenía en las cercanías del río Choluteca fue completamente destruida por el bestial huracán en octubre de 1998. Les informamos sobre un edificio en el casco histórico de Tegucigalpa, que albergó de 1958 a 1963, el Ministerio de Trabajo y Previsión Social –vaya coincidencia y motivo de orgullo personal– cuyo titular fue el abogado Oscar A. Flores. Un apresurado repaso de las viejas fotografías del inmueble –en blanco y negro– despertó en nosotros la visión más viva y colorida de remembranzas de nuestra niñez. Allí llegábamos, con la ingenua jovialidad de los primeros años, y sin el estrés que perturba a los mayores, a interrumpirlo en sus horas de oficina. Concluidas las tareas del día caminábamos el dilatado recorrido –porque se detenía a saludar y a platicar con incontables amigos y conocidos a lo largo de todo el trayecto– hasta la casa en el barrio La Ronda. La vieja casona del recuerdo fue sobriamente remodelada para albergar el nuevo hogar de la Real Academia de Honduras. Esta historia que compartimos hoy con nuestros amables lectores, la contamos dentro de nuestras “reales remembranzas”.

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