La sensatez política

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25 de mayo de 2020
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12:42 am
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La sensatez política

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

La ciudadanía hondureña demanda a los políticos poner en práctica buenas actuaciones coherentes con los mensajes que a diario nos dan y adoptar posturas sensatas que demuestren que buscan el bienestar de la gente y no el acomodamiento circunstancial con fines electorales.

La política en Honduras ha demostrado que está plagada de malos ejercicios políticos, que han generado, viéndolos en una perspectiva histórica, el rechazo ciudadano a los partidos políticos y a los actores que ejercen la política, no por la función que cumplen, sino porque las incumplen.

Tienen razón los ciudadanos hondureños y hondureñas al cuestionar severamente a la clase política, ya que nuestros partidos y grupos políticos han dado muestras en muchas ocasiones de un actuar poco responsable, al hacer prevalecer intereses generalmente ligados a campañas electorales antes que acciones que pretendan dar respuesta a las necesidades sociales.

Ahora en tiempos de pandemia es cuando el Congreso Nacional debe actuar con gran sensatez de la mayoría, proponiendo y aprobando los proyectos que beneficien a la nación, a nuestra convivencia, a nuestro futuro, es decir a la sociedad en general. Sean estos de naturaleza ecológica (protección de cuencas), judicial (nuevo Código Penal), económica (proyectos económicos inclusivos e integradores), políticos (reformas progresistas e incluyentes), anticorruptivos (estableciendo mecanismos de transparencia y control del gasto presupuestario), etc. Queremos ver demostraciones legislativas y discursos políticos con argumentos sólidos. Los desposeídos y con carencias insatisfechas son una gran mayoría que necesita protección legislativa y acciones ejecutivas efectivas realizadas y menos prometidas e incumplidas.

La propuesta del nuevo Código Penal que ha sido objeto de discusión aún tiene aspectos que deberían ser analizados con mayor detenimiento y ojo crítico para evitar efectos contraproducentes que más bien benefician un estatus institucional propenso a la “maldita corrupción”.

La sensatez política

La corrupción hay que atacarla con contundencia, necesitamos cambiar las condiciones que propician el “Estado botín”. Tanto al nivel central como al nivel municipal. El Estado inteligente y digital debe contribuir a cambiar la tramitología que causa corrupción y los nuevos procedimientos digitales deben propender al aniquilamiento total de procedimientos que favorecen los manejos corruptos del gasto presupuestario. También, en el ámbito de los grandes proyectos impulsados para obras de construcción públicas hay que crearles un cerco moral anticorruptivo porque muchos de ellos dan oportunidad para obtener ingresos bajo mesa y el enriquecimiento ilícito. ¿Y qué decir de la participación de los políticos en el narcotráfico? ¿Será posible evitar la participación de los políticos en actividades narcotraficantes? Este es el dilema moral central que enfrentamos en la construcción de la nueva Honduras que ahora se anhela con afanada necesidad ciudadana.

La nueva Honduras que queremos para la etapa de la postpandemia hay que comenzarla a cimentar desde ya, a lo largo de lo que dure este período de sobrevivencia. Esta aspiración política es válida. Es sensata y todos la anhelamos. Una nueva Honduras en la que priven valores y una cultura de derechos humanos, una economía incluyente, sin corrupción y una prosperidad generalizada, con bienestar en las familias y no en precariedad.

La nueva clase política o la nueva dinámica política postpandemia tiene que demostrar un sentido de responsabilidad para con la gente, que sea sincero, cimentado en valores de respeto, credibilidad, confianza, honestidad, transparencia y lealtad a Honduras, a los hondureños y las hondureñas.

Es urgente que se entienda que la mayor parte de los hondureños y las hondureñas viven en precariedad y que es una realidad innegable. Somos un país en el que la desigualdad social es una “lacerante herencia”. Este debe ser el razonamiento como punto de partida para el nuevo proyecto de la nueva Honduras que ahora los políticos enarbolan. Hay que combatir la desigualdad social y no frenarla por caprichos o discursos políticos mentirosos. Ya no cabe la incoherencia y mantener un discurso de “doble ánimo”, sustentado en que la prioridad es la gente más humilde, pero al mismo tiempo, estableciendo artimañas para continuar con las mismas condiciones de vida que mantienen a la mayor parte de nacionales carentes de derechos básicos.

Honduras, requiere de “una nueva forma de hacer política, una que sea responsable y seria”. Y para que esto ocurra es “imprescindible un cambio de actitud política”. De no ser así, los que seguirán sufriendo son aquellos que requieren con mucha urgencia ver a los políticos actuar a favor de ellos con soluciones concretas que les favorezcan estructuralmente.

Es la actitud decisiva de los diputados sin importar su “ego color” lo que puede marcar el antes y el después sobre la responsabilidad del Congreso en el futuro. Hoy es cuando se debe dar el paso a la sensatez.

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