Recuperación económica, cambio político y pandemia

ZV
/
24 de julio de 2020
/
12:01 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Recuperación económica, cambio político y pandemia

Independencia y recuperación patria

Recuperación económica, cambio político y pandemia, Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza(*)

El país se encuentra atravesando su peor momento histórico, nos agobian al mismo tiempo varias crisis: una económica, una de salud, una social y una política, todas ellas, causadas y agudizadas por el mal manejo de la administración pública, una corrupción rampante en los ámbitos oficiales y privados, un desmantelamiento del Estado de Derecho, una privatización de los servicios de salud y sanitarios, una improvisación evidente, una ineptitud deplorable y cuestionable porque después de 11 años uno imaginaría que, quienes ostentan el poder, aunque ilegal e ilegítimamente, ya se habrían entrenado para el manejo eficiente de la cosa pública, pero no es ese lastimosamente el caso.

El Banco Central de Honduras ha señalado que la economía del país dejará de crecer en un 6%, otros organismos más creíbles de carácter centroamericano, latinoamericano y mundial dicen que será en un 9%; si tomamos en cuenta que para que un país como Honduras pueda salir del subdesarrollo debe crecer más allá de un 4% y que no hemos estado creciendo por muchos años ya, a ese ritmo, lo que se avecina es una debacle total del país desde esa realidad que implica, que habrán más suspensiones de contratos de trabajo y más despidos de hondureños a lo largo y ancho de la geografía patria, con la consecuente pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos que afectará principalmente a los pequeños y medianos empresarios, a los grandes también, pero ellos tienen mayor capacidad de transformación y muchos de ellos, lamentablemente seguirán siendo parte del esquema de corrupción armado desde el Ejecutivo para mantenerse en el poder.

La crisis de salud es evidente, ya que el sistema creado en los años 60 y 70 ha simplemente colapsado, la destrucción de la capacidad del IHSS, que se convirtió por un tiempo en el acto de corrupción más evidente y grande de Honduras, ha sido superado por los efectos de este flagelo en el manejo de la pandemia del COVID-19 o coronavirus, 800 millones perdidos de un solo en la compra de los famosos hospitales temporales, 5 mil millones malgastados ya por esta administración en el manejo de la pandemia sin resultados positivos en ningún aspecto, se suman a los 10 mil millones en los que nos han endeudado en los últimos tres meses y medio y sin embargo, los doctores, las enfermeras y los ciudadanos no cuentan con los insumos necesarios para atender y protegerse del virus; el incremento exponencial de los infectados, los graves y los muertos es una muestra más de lo mal que se ha administrado la misma a tal extremo, que Honduras es considerado uno de los tres países de peor manejo de tal crisis.

La crisis social es más que evidente, 70% de pobreza general y 50% de pobreza extrema en un país de 9 millones de habitantes retrata desgarradoramente nuestra realidad, el aumento de la criminalidad de todo tipo, una mendicidad propagada por toda la ciudad capital y en todas las ciudades grandes de Honduras, debido precisamente, a la falta de oportunidades, de trabajo y de medios de subsistencia se ha convertido en una imagen cotidiana y dolorosa que no nos abandonará pronto por muchas causas, en particular, porque el gobierno jamás tomó medidas para disminuir estos elevados porcentajes de pobreza y rezago social.

Y, para agravar esta condición ya precaria del país, caminamos por una crisis política desde las debacles electorales del 2013 y 2017, cuya última arista lo es, la aparente negativa de dos partidos de tener procesos internos libres, transparentes y participativos el 2021, con la conllevada intención de evitar también, si es posible, la celebración de elecciones generales, al menos en los planes de los que usurparon el poder desde el 2017. La preocupante posición de Libre, concebido originalmente como un partido de oposición, que se ha venido matizando y convirtiendo intencionalmente o no, en un aliado de Juan Hernández es más que peligrosa, pues atenta contra el proceso democrático nacional y contra el derecho de todos los hondureños, de elegir y ser electos así como de producir, el cambio radical que la nación requiere para transitar por un camino de reconstrucción del Estado de Derecho y para combatir el peor virus de todos, el de la corrupción.

En ese sentido, quiero reafirmar que, ante la realidad de no tener una nueva identidad con todas las condiciones de seguridad y un censo electoral completamente depurado, que era, la aspiración de los ciudadanos y de los partidos de oposición, nos vemos en la encrucijada de elegir entre el mal mayor y el mal menor, siendo el mayor la continuidad de la dictadura camuflajeada y de su principal actor, JOH, y el menor, ir a procesos internos agregando otras medidas de seguridad que nos den efectividad en los resultados electorales pese a la falta de las dos condiciones mencionadas anteriormente. No debemos darle la oportunidad a los corruptos, de seguir justificando su presencia en el gobierno, ni de cooptar a los partidos políticos por medio de oscuras negociaciones y maniobras que eviten que seleccionemos a nuestros representantes y que se coloquen como candidatos presidenciales, municipales o diputados, a personas afines a la dictadura y al narcotráfico. La palabra la tenemos los ciudadanos, solo así saldremos de todas estas crisis.

(*) Catedrático universitario
Secretario general del Partido Liberal de Honduras

Noticias Relacionadas: RNP desautoriza a partidos políticos para pedir información a ciudadanos

Recuperación económica cambio político y pandemia

Más de Columnistas
Lo Más Visto