“CACHETES EMBARRADOS”

ZV
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29 de julio de 2021
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12:13 am
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“CACHETES EMBARRADOS”

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

WASHINGTON anunció “la suspensión de su cooperación con la Fiscalía General de Guatemala después de que el principal fiscal anticorrupción fuera destituido y huyera del país temiendo por su seguridad”. La portavoz adjunta del Departamento de Estado indicó que “la destitución del fiscal mostró una falta de ‘buena fe’ y como resultado, “hemos perdido la confianza en la fiscal general”. “Su destitución –dijo Blinken en Twitter– socava el Estado de Derecho y empodera a las fuerzas de la impunidad”. “La separación de su cargo –según indican– fue cuando el destituido denuncia falta de apoyo a su gestión”. Agrega “haber encontrado muchos obstáculos en su trabajo en la FECI”. Le dijeron –arguye– “que no investigara al presidente Alejandro Giammattei sin el consentimiento de la fiscal general” por lo que aduce que va ‘en contra de la autonomía e independencia’ de la FECI”.

Esta vez, de Washington, no hubo la indulgencia de que gozó el gobierno de Jimmy Morales cuando mandó a la CICIG y a su jefe a echar pulgas a otro lado. El inicio de la gestión –para aquellos días– fue una luna de miel con la CICIG. Jimmy no solo sentaba a su lado, en cada acto público, al temido fiscal colombiano sino que le pedía certificar los nombramientos de sus altos funcionarios. La relación de cachetes embarrados terminó cuando Jimmy sintió pasos de animal grande y que –igual que ocurrió con el general mano dura a quien metieron al bote– la interventora internacional le caía encima. Primero persiguiendo a sus parientes –por supuestos actos de corrupción– pero al rato también en contra suya. Logró, asistido por diputados y jueces, que no le levantaran la inmunidad. Su último día, apenas terminó su discurso en la toma de posesión de su sucesor, salió de barajustada al PARLACEN a juramentarse como diputado, capeando requerimientos. Desde entonces, se mantiene, circunspecto, pecho a tierra, sin que se haya vuelto a saber de sus andanzas. Hace poco fueron los salvadoreños que levantaron polvo. A la crítica de la preocupada comunidad internacional por la intempestiva destitución del Fiscal General del vecino país y de los magistrados de la Corte Constitucional, la presidencia salió desafiante: “Estamos limpiando nuestra casa… y eso no es de su incumbencia”. La USAID –como castigo– anunció el retiro de la asistencia a dos instituciones gubernamentales preocupada por el “intento de romper los equilibrios y concentrar el poder”. Sin embargo, el millennial en un twitter no dio muestras de querer dar su brazo a torcer:

“Queremos –posteó– trabajar con ustedes, comerciar, viajar, conocernos y ayudar en lo que podamos”. “Nuestras puertas están más abiertas que nunca”. Pero con todo respeto: “Estamos limpiando nuestra casa… y eso no es de su incumbencia”. No recibió al enviado especial del Triángulo Norte. Estrechó lazos con China, con un acuerdo de cooperación de 500 millones de dólares. Recibió de los chinos más de 3 millones de dosis de vacunas invitándolos a continuar invirtiendo en su país. Hasta donde se supo, para lidiar con ese “dolor de cabeza” enviaron una conocida en calidad de encargada de negocios. A propósito, algunos datos de acompañamiento. “Un día después de las elecciones de mitad de mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destituyó al fiscal general, Jeff Sessions”. Otra. “La Casa Blanca forzó la dimisión de un fiscal federal en Georgia por no respaldar los intentos del presidente saliente para investigar un supuesto fraude electoral en ese estado”. La prensa norteamericana divulgó que “el expresidente intentó situar como fiscal general a un funcionario del Departamento de Justicia llamado Jeffrey Clark, con el objetivo de que promoviera investigaciones que apoyaran la tesis infundada de fraude electoral”. También fue noticia que “el director de delitos electorales del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Richard Pilger, dimitió tras la orden del fiscal general, William Barr, de investigar un supuesto fraude en los comicios presidenciales”. “Horas antes de entregar el poder y asumir el nuevo POTUS, dimitió el fiscal general de Estados Unidos, William Barr –según trascendió– tras mantener discrepancias con Trump”. Sobre esos paralelos, si alguna vez asoma, sería interesante indagar el criterio del Sisimite.

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