La corbata, apariencia y sabiduría

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3 de junio de 2023
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12:05 am
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La corbata, apariencia y sabiduría

¿Apertura inteligente?

Por: Dennis Castro Bobadilla*

Hace poco, tuve la oportunidad de escuchar al ingeniero Salvador Nasralla sobre su uso de la corbata desde la infancia. Le creo, porque en América de Sur donde entiendo se crió, en los kínderes y en las escuelas primarias, los niños íbamos a la escuela con ropas personales (Argentina), pero siempre vestidos de corbata, al tiempo cubiertos de guardapolvo (gabachas), usábamos tinta legitima, no existían los lápices tinta, y todos los niños con maletines, aún no estaban las famosas mochilas, tiempos de la invasión migrante europea tras la Segunda Guerra Mundial.

La indumentaria era y aún hoy un signo de identidad y desde entonces como hoy visibiliza desniveles económicos como del aprecio por su propia imagen y que siempre existirán en todas las sociedades. Los domingos o los sábados las mejores galas para ir a la iglesia, nuestros padres usaban sombrero, y todos catrines para el evento de bufete del manjar espiritual. Poco a poco y por diversas causas las indumentarias se fueron homogenizando y vinieron los trapos de jeans. También referirse a los jefes de familia era con el mayor respeto, mi recordado doctor José Ramón Villeda Morales me enseñó siendo presidente de la nación: “Cuando esté frente a una persona mayor, un féretro, mire el emblema nacional, frente a una dama, canten el Himno Nacional, entre a un templo, o una escuela: se quitará la gorra en señal de respeto” ¡Sí señor!, contesté. Hoy, en shorts van a las iglesias; hay un diputado que jamás se quita la gorra, aunque pase el pabellón nacional o se entone el Himno Nacional. Ahora, está de moda aparentar usando corbata, imitando por necesidad, educación y sabiduría, es decir: la corbata dará la imagen de los mencionados atributos personales que solo da la academia, pero jamás la sabiduría del poder del estudio personal, el uso de esa sabiduría a través de la inteligencia, juicio ó raciocinio acorde al tema que se trate, pero si todavía se viste con saco: apantalla (como dicen los chavos), con tal no se abra la boca en ninguna expresión, porque puede salir la coprolalia tradicional del fantoche disfrazado (criminalística), con talante pero no talento, como hoy en día vemos en donde se asocia el ladronismo dizque con títulos “Mel”. Hasta los que dicen que vienen del área rural a la capirucha, de inmediato buscan la preciada corbata y algún saquito, para emular la academia, la elite citadina o el glamour diplomático. En la nuestra una sociedad folclórica por excelencia, y con el uso frecuente de vocabulario coloquial vaaa, a puegs, cheque vooo, y otras frases, asociamos la educación con oligarquía, la corbata con las elites según ilustres periodistas (R. Colindres), entonces nos causa hilaridad el pensar que por portar un trapo: ya es de elite, oligarca, sabio y burgués quien no posea talento, educación y demás pero sí talante (muy de moda), por ello, la apariencia ayuda al mono que aunque se vista de seda siempre será mono, y con una corbata: será sabio!, es necesario que el joven (R. Colindres), visite El Salvador o Costa Rica: donde todo empleado gubernamental usa corbata sin ser “de la oligarquía”, como se vio y se escuchó en ese programa. (Cuando no tienen temas que tratar), solo en Honduras donde dicen que hay oro en los ríos y sin rival, y lluvia de peces cual milagro celestial.

*Doctor y abogado.

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