Entre Hipócrates y Ebal

OM/3 de March de 2020/12:20 a. m.

Por Denis Castro Bobadilla

Doctor, abogado y médico forense
II Vicepresidente del Congreso Nacional

Se considera a Hipócrates el padre de la medicina. Me refiero a Hipócrates de Cos, el médico de la antigua Grecia, al que no hay que confundir con el matemático Hipócrates de Quíos, griego también.

Hipócrates, el médico, luchó contra las enfermedades y la muerte y su trabajo y sus conocimientos lo hicieron merecedor del título de Padre de la Medicina.

Por supuesto, muchas cosas han cambiado con el paso de los siglos, y la Medicina es hoy superior a los días de Hipócrates. Hoy tenemos intervenciones quirúrgicas de alto riesgo, tecnología médica de punta, medicamentos que alargan la vida de las personas y vacunas que previenen enfermedades que en otro tiempo fueron mortales. Todo esto, seguramente se verá superado con el paso del tiempo porque las investigaciones y las creaciones de los científicos no se detienen nunca, lo cual es beneficioso para todos.

Pero hay algo más, algo a lo que quiero referirme y que es motivo para este artículo. Una nueva propuesta que, en opinión del hombre que la ofrece a la humanidad, ayudaría grandemente a sanar enfermedades. Y este hombre es hondureño. Se llama Ebal.

Resulta que el señor Ebal propuso en un programa de televisión que se creara una aplicación para el celular que les permita a los médicos atender a sus pacientes por medio de este aparato. En su opinión, a través del teléfono, se puede auscultar, diagnosticar, recetar y sanar. Nada más moderno en Medicina.

Seguramente, se podrá hacer cirugías vía teléfono. El paciente estará en la comodidad de su hogar, llamará al médico, responderá a las preguntas del doctor, y este dirá que una apendicetomía es tan sencilla de operar en el quirófano como vía teléfono a través de esa aplicación milagrosa. Con esto, quedarán atrás, para siempre, el contacto directo del médico con su paciente, la palpación, el reconocimiento visual, y todas las demás técnicas que se usan en Medicina para sanar gente y salvar vidas. El señor Ebal está seguro que esta aplicación será tan efectiva como el mejor de los descubrimientos que se han realizado hasta hoy en Medicina.

Sin embargo, es opinión de los que saben, que esta propuesta es tan absurda e inútil como un billete de a tres. Hay hasta quienes se han burlado de la supuesta aplicación, llamándola “genialidad de genios”. Yo no me referiré a ella en esos términos. La seriedad de la Medicina impide a cualquiera, con cuatro dedos de frente, pensar siquiera que algo así es beneficioso.

Creo, más bien, que es necesario que se entienda de una buena vez que, en cada tema, debe opinar el que sabe. O, lo que es lo mismo, debe aplicarse la sabiduría de aquel viejo refrán que dice: zapatero, a tu zapato. El señor Ebal entiende de política y de sus especiales artes, pues, que se siga dedicando a eso. La Medicina es algo serio, y para gente seria, porque las enfermedades no son juguete de nadie.

Es cierto que desde Hipócrates a don Ebal la Medicina ha evolucionado mucho, pero, creo yo, que no es para aventureros ni demagogos. Y, como me gusta finalizar siempre mis opiniones, el que pueda entender, que entienda.