Congestionamiento en fronteras

ZV/15 de July de 2021/12:04 a. m.

Por: Álvaro Sarmiento

Recientemente he visto las declaraciones del presidente ejecutivo del BCIE en LA TRIBUNA, en el artículo titulado “Congestionamiento vial afecta El Amatillo”, donde se comentan publicaciones de don Dante Mossi en su cuenta de twitter: “esta es la fila de furgones en espera en la Aduana de El Amarillo, que presencié este viernes por la tarde. ¿Cómo podemos aligerar este flujo comercial? El segundo socio más importante de Centroamérica es Centroamérica”, posteó el alto cargo. En otra línea que acompañó de fotografía indicó que “buscaremos mejorar el tráfico más fluido”.

Por razones profesionales, he tenido que presenciar durante más de 15 años, estas kilométricas filas en los puestos fronterizos en ambos lados de la frontera, tanto del lado salvadoreño como del lado hondureño. Durante varios años pude conocer a fondo y casi vivir en ese nudo que estrangula el comercio y la integración económica regional. Tuve el honor de coordinar un proyecto financiado por el BID y ejecutado por la SIECA, donde se logró disminuir el paso fronterizo para camiones en tránsito de días a minutos, con un sistema que posteriormente el Banco Mundial calificó como una mejor práctica internacional.

Comprendo perfectamente el sentido de esta afirmación del presidente del BCIE, especialmente “cargada” de responsabilidad por el millonario financiamiento que esa entidad de desarrollo otorgó para terminar el Corredor Seco en 100 kilómetros, lo que se convirtió en la “cereza del pastel”, lo que en principio ahorraría horas, kilómetros de distancia con Puerto Cortés, un proyecto emblemático de competitividad y de integración. En esa ocasión publiqué en esta misma columna, mi felicitación al BCIE, pero marqué la importancia que representan los extremos de cualquier corredor, en este caso El Amatillo, ya que de poco sirve correr en la calle, si todo se detiene antes de llegar a mi destino final.

Las obras de ingeniería civil, dirigidas a ampliar calles, hacer más duradera la capa asfáltica, edificios más grandes y bonitos, con aire acondicionado, plantas eléctricas de emergencia, acceso a Internet, etc., son importantes, pero lo central para evitar los cuellos de botella son los procesos y coordinación integrada de fronteras en y entre ambos puestos fronterizos. De poco sirve que el servicio aduanero de un país tenga todo automatizado, si la autoridad cuarentenaria no tiene un sistema de gestión de riego moderno, que evite inspeccionar a todos los medios de transporte, por el temor de una plaga. De poco sirve tener las mejores carreteras y puentes, si los camiones llegan a estacionarse (gratis) por días, esperando el pago de los impuestos de importación o de ventas.

La semana pasada se realizó el levantamiento de tiempos de despacho aduanero en los puestos fronterizos de Centroamérica, con el apoyo de la UE y de la Organización Mundial de Aduanas. Seguramente brindará información muy importante, pero no podemos olvidar que la gestión de fronteras no es exclusivamente aduanera, y que lo fundamental es identificar los cuellos de botella que pueden enquistarse por ejemplo en prácticas empresariales. La figura del Operador Económico Autorizado o de iniciativas como el Paso Ágil, o la mejor versión de lo actuado con Guatemala en el puesto fronterizo de Corinto en la UA, pueden dar la clave, para dar por fin un salto cualitativo en tiempos de cruce fronterizo. Tampoco olvidemos dos grandes iniciativas en la región: el ferry entre ES/CR, el empuje al transporte ferroviario. Y claro está, medir, medir, medir y publicar, publicar, publicar, con sistemas y metodologías independientes que den certeza de lo que sucede realmente en los puestos fronterizos.

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