Desafiados los sistemas de seguridad pública

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27 de febrero de 2020
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12:49 am
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Desafiados los sistemas de seguridad pública

La necesidad de neutralizar la infodemia

Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® [email protected]

Si los hondureños teníamos alguna duda acerca de si estamos o no en guerra contra las organizaciones criminales del patio, y de sus apoyos transnacionales, eso pasó a la historia después del violento y mortal ataque perpetrado el 13 de febrero contra las instalaciones del Palacio de Justicia ubicado en la colonia Palermo de El Progreso, Yoro, acción conducida por un nutrido grupo de delincuentes, que usurpando vestimenta militar y policial engañaron y sorprendieron a la incipiente seguridad en los juzgados y a los parroquianos del lugar. Con la finalidad de liberar a su jefe, el temible delincuente Alexander Mendoza Alias “El Porky” que guardaba prisión desde su captura en el año 2015 y sentenciado en junio del 2018, y ese día fue conducido escoltado a dicho centro para atender una audiencia, ordenada por un juez como parte del proceso penal en su contra.

La desafiante acción delictiva, calificada como un hecho sin precedentes que no puede pasar desapercibido, además de mortal, fue una acción criminal bien coordinada, bien planeada y bien ejecutada por parte de los delincuentes, sorprendiendo a las autoridades de todos los poderes responsables por la seguridad, desplazamiento y acompañamiento del peligroso reo.

La osadía y el nivel de ejecución exhibida, permitió a los facinerosos someter y asesinar a los custodios militares y policías, que respondieron con fuego en su defensa, pero fueron aniquilados por una fuerza superior, estimada según informes de las autoridades, en unos 40 delincuentes bien armados, bien equipados y aparentemente bien informados de su blanco y de la situación en el sitio. Hay que tomar en cuenta que una acción como esta, para tener éxito necesita contar con tres aspectos vitales:

1. Inteligencia. (Información procesada).

2. Libertad de acción.

3. Logística y finanzas.

Ante la falta de un informe oficial explícito, los que generamos opinión no podemos pasar por alto, expresar nuestras observaciones, y nos obliga a analizarlo con la finalidad de encontrar algunas lecciones aprendidas que nos ayuden a dar luces a las autoridades y a la opinión pública, y a partir de ellas promover estrategias y tácticas para mejorar la seguridad y evitar que se repitan y multipliquen hechos similares.

No escapa considerar que en el contexto psicosocial, encontramos daños colaterales al despertar o aumentar la desconfianza respecto a las actuaciones de las autoridades nacionales y locales en materia de seguridad pública, en especial, cobra vigencia el reclamo popular que exige mejores resultados, tomando en cuenta las grandes inversiones presupuestarias que se hacen en seguridad, y que con este hecho, se evidencian fallas monumentales al no poder contener a estas bandas de delincuentes, asesinos que mantienen al país en zozobra.

A la par de las vidas valiosas de funcionarios policiales y militares, debe sumarse otras consideraciones negativas y que igualmente afectan al pueblo y gobierno, en especial a este último, que es sin duda alguna junto a las familias de las víctimas los más afectados en los términos siguientes:

1. Honduras
Su imagen cae en el deterioro de nuevo, como en los años pasados al ser considerado un país inseguro, se ahuyenta la inversión y el turismo.

2. El pueblo
Estas acciones producen estrés, y causan desmoralización en las personas, porque se asustan y da lugar al aumento del miedo colectivo, al percibir su seguridad personal amenazada, razonando que sí atacan a la autoridad y a los órganos de poder del Estado que no le pueden hacer al ciudadano común.

3. El gobierno
Podemos decir que el gobierno con sus órganos operativos se lleva la peor parte, se puso en evidencia su capacidad para enfrentar este tipo de operaciones, en especial su pobre coordinación interna y entre órganos, que obviaron la confianza y colaboración mutua y los señalamos de manera respetuosa y consciente de lo fácil que es criticar sin tener todos los elementos de juicio para hacerlo, pero es necesario que reconozcan sus debilidades y fortalezas en la dura lucha contra la criminalidad.

En cualquier caso, el abordar este tema con visión crítica y sin dudar que ya se hayan tocado y presentado una variedad de soluciones y las acostumbradas justificaciones de lo absurdo al estilo hondureño, y es allí donde estoy tratando de opinar en positivo, deben las autoridades enfrentar como se debe, en el marco del respeto a la ley ese desafío sin precedentes, el cual se constituye en una abierta declaración de guerra por parte de la organización criminal que lidera el delincuente Mendoza, es un reto abierto que escapa de las justificaciones expuestas de los operadores de seguridad. La mejor respuesta debe ser la recaptura de Mendoza y de los delincuentes que participaron en la liberación de su jefe, solo así lavarán esa afrenta.

Concluyo señalando que este hecho criminal es un impacto negativo en la seguridad de los hondureños, es una campanada de alerta que demanda mantenernos en guardia, sabemos que la inseguridad es una permanente preocupación del hondureño y como tal debe ser la ocupación primaria del gobierno, que debe reconsiderar que la inseguridad afecta todas las capas sociales, todos quedamos expuestos.

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