EL DESPARRAME Y LAS REDES REALES

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29 de abril de 2021
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12:13 am
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EL DESPARRAME Y LAS REDES REALES

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

TAMBIÉN allá. El profesor de primaria, de la izquierda radical, que aventaja en los sondeos de la segunda vuelta, a la primera tanda llegó a votar montado a caballo, luciendo su tradicional sombrero de paja ala ancha. En ese momento pocos tomaban en serio sus posibilidades. La probabilidad que fuese a pegar era, en el mejor de los casos, como hacer tiros al aire. Hasta que sucede lo increíble. Con un esmirriado margen de ventaja gana en la primera vuelta. Logra salir adelante gracias al desparrame electoral. A la bifurcación política. Electores regados entre los 18 partidos que compitieron en la primera ronda del 11 de abril. El ganador obtiene 18.92% seguido por la candidata que con 13.40% de los votos se coloca en segundo lugar. Con esa raquítica diferencia ambos consiguen pase al repechaje. Antes del inesperado resultado Castillo era prácticamente un ilustre desconocido.

Otro que, con solo 3 mil seguidores en Twitter, no usa y apenas sabe de la existencia de las redes sociales. Tras el sorpresivo triunfo “el establishment mediático encerrado en Twitter –comenta un académico– se dio cuenta que hay redes sociales reales por donde realmente pasa el mundo”. La misma desilusión que se han llevado muchos políticos confiando que el uso de Facebook, Twitter y otros portales digitales va a elevarlos a utópicas alturas. Solo es cosa –calculan– de inundar el ambiente de mensajes odiosos por esos medios virtuales, pedir “likes” y misión cumplida: Nutridos aplausos del auditorio que obligadamente deben traducirse –inducen– en baños milagrosos de popularidad. Pues, se equivocaron. (Ya hemos abordado este tema en esta columna de opinión. Como botón de muestra las elecciones primarias. Esas burbujas ofensivas de desprecio a los demás, si bien alguna influencia tienen entre parcelas de las élites citadinas, no representan el universo nacional. Al contrario. El inmenso auditorio –aunque se divierte de la morbosidad– no presta atención a majaderías). Pues bien, volviendo a lo que nos ocupa, las elecciones en el Perú que se llevarán a cabo el 6 de junio. El maestro peruano que, en un abrir y cerrar de ojos, sube como la espuma, no era marca reconocida. Hizo bulla en el 2017, encabezando una huelga de profesores que duró 75 días. Tres años después le tocó llenar la vacante dejada por el candidato presidencial de Perú Libre. El gobernador, fue inhabilitado de su cargo tras ser condenado a prisión por supuesto delito de aprovechamiento del cargo. En la ciudad capital, el feudo de su contrincante, Keiko Fujimori, la lleva taloneada.

Tendría ella que duplicar sus números en Lima para compensar los votos rurales del sindicalista. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los sondeos lo colocan un promedio de 20 puntos arriba de Fujimori. No tanto porque arrastra votos a su favor, sino porque saca partido del rechazo a Fujimori. Ella advierte que Perú va por el mismo rumbo de Venezuela. El joven maestro de primaria que marcha a toque redoblante de la izquierda latinoamericana ha recibido el endoso de Evo Morales y de Maduro. Pero, como sucede ahora en la política, pesa más el voto en contra de su oponente que los votos a favor del candidato. Una encuesta difundida señaló que solo el 16% del 41% que votará por Castillo lo consideraba “el cambio que el país necesita”. En tanto que el 29% de ese mismo grupo rechaza a Fujimori. Un 13% cree que Castillo representa a “los pobres y los más olvidados” y un 10% opta por él para evitar que gane la candidata conservadora. El desencanto –en un país que ha tenido 4 presidentes en los últimos 4 años, media docena de mandatarios prófugos o presos por escándalos de corrupción– también es un factor. Más de la tercera parte de los consultados todavía no se define o pareciera no tener intención de sufragar. Así que no sería ninguna casualidad que también allá en Perú, en los pueblos, vuelva a aparecer el Sisimite.

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