“Petateada” y voto de castigo

MA
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30 de noviembre de 2021
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12:45 am
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“Petateada” y voto de castigo

Juan Ramón Martínez

Esperábamos un resultado ajustado en las presidenciales del domingo. Los resultados nos han sorprendido. Todavía, algunas horas antes, creíamos que el nerviosismo de los nacionalistas que, al mediodía, inexplicablemente, se proclamaron triunfadores, era simple duda pasajera y no la indicación que, sabían que estaban perdiendo la batalla, y que ya no deseaban que sus electores siguieran concurriendo a las urnas. Anticipábamos que el resultado sería ajustado. Inclinándose en dirección a Nasry Asfura o Xiomara Castro. Y como muchos otros observadores, nos equivocamos. Sabíamos y lo planteé en algún momento, que el escenario era malo para el Partido Nacional. El desgaste después de doce años en el gobierno, la reelección ilegal de JOH y el manejo de la pandemia, tuvieron un impacto en el electorado que no anticipamos cuantitativamente. Pensamos, aunque con dudas, que la campaña del miedo – al comunismo, al chavismo, al foro de Sao Pablo- movilizaría a los sectores de más edad y que estos, neutralizarían la fuerza de la juventud para la cual, esos temas no tienen valor. Y mucho menos para cambiar su disgusto en contra del gobernante, la burocracia que lo rodea y, fundamentalmente su falta de compasión, ante los muertos de la pandemia.

Nery Gaitán me hizo ver que los asesores españoles estaban equivocados. Trasladaron sus visiones de la España convulsa a Honduras; y su conocimiento de la forma como reaccionan sus compatriotas, a un escenario como el hondureño que, tiene una peculiaridad: su disposición para votar en contra. De forma que, si hay una razón para que el electorado haya favorecido a Xiomara Castro, es la ejecución de un voto de castigo en contra del Partido Nacional y especialmente, en dirección a enjuiciar la forma como el actual gobierno ha manejado el tema de la pandemia. La desafortunada afirmación que los votantes no pensarían en los muertos por la covid-19, porque su decisión se basaría en la cantidad de dinero que tuvieran en el bolsillo, fue equivocada. Los muertos estuvieron presentes. Por lo menos, la mitad de las familias, perdieron a uno de los suyos. Cercano o lejano, sanguíneamente. La corrupción, el narcotráfico y el distanciamiento de los Estados Unidos hacia nuestro gobernante, pesaron igualmente en la creación de un clima de disgusto y rechazo que favoreció a Xiomara Castro. Y los nacionalistas ignoraron el rechazo, confiados en los mitos que manejaban: su partido tenía la mayor membresía (1.5 millón de fieles votantes), un censo perfecto; y capacidad de usar los recursos públicos para orientar las decisiones de los electores. Todos falsos. Los resultados lo confirman. Y aumentan la duda, sobre sus logros electorales anteriores.

La buena noticia es que, el resultado tan contundente en favor de Castro, elimina el fantasma del motín callejero. Los empresarios, los particulares, las autoridades y los observadores, nos llevamos la sorpresa de unos comicios ejemplares. Los temores que un resultado ajustado, haría dudar la credibilidad del proceso, fueron superados, desde el primer corte y la información que electrónicamente nos fue brindando el Consejo Nacional Electoral que, al final, reconocemos que hizo las cosas bien.

El triunfo no es un lecho de rosas. Los problemas que enfrentará, la falta de propuestas, el entorno contrario a sus posturas, la falta de homogeneidad de su militancia, la dureza de la masa crítica para juzgar las realidades a cambiar y, cierto tufillo vengativo que, será inevitable contra los vencidos, dificultará las cosas. Heredan, un escenario negativo. A nivel interno, priva la desconfianza, la burocracia será su mayor obstáculo, las masas empobrecidas presionarán por soluciones y ello, pondrá en claro la falta de recursos, el escaso respaldo internacional que gozamos y, la tentación suicida que representa la salida China, para enfrentar las dificultades. En conclusión, el panorama no es alentador. Y Xiomara Castro no es, precisamente, la más calificada para enfrentarlas y menos su marido que, ha demostrado durante su gestión, su incompetencia, en el manejo de los fondos de la lucha en contra de la pobreza. La alternativa, un gobierno de integración nacional. Porque no reciben un cheque en blanco.

Ahora, los problemas del día después. No todo es negativo. El pueblo ha dicho su palabra y la democracia le ha permitido, equivocarse incluso. Por lo que, debemos respetar su decisión y ofrecerle, el mayor respaldo, a la futura gobernante. Su éxito será nuestro.

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