DE LAS TRAICIONES

OM
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9 de enero de 2020
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12:31 am
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DE LAS TRAICIONES

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

PARA que el amable auditorio conozca el concepto que tiene su antiguo jefe de la candidata ecuatoriana propuesta por dos gobiernos caribeños –dependientes del crudo del ALBA– para ocupar la Secretaría General de la OEA. En una carta dirigida a los primeros ministros de Antigua Barbuda y San Vicente y las Granadinas –que endosan la postulación de la señora– el expresidente de Ecuador les dice que “seguramente ellos desconocen que tanto Espinoza, como canciller, y su esposo como secretario de la presidencia de Lenín Moreno, fueron los principales operadores de la traición e intento de destrucción de la Revolución Ciudadana de Ecuador, así como de la persecución contra nuestros compañeros”. Antecedentes de las traiciones. Correa y Lenín comían en el mismo plato. Correa fue su padrino político, casi que lo colocó de dedo como sucesor suyo en el poder.

Una vez encaramado, se pelearon. Ahora son enemigos. El actual jefe de Estado ecuatoriano, ha ido desmantelando todo el andamiaje público heredado de su antecesor. Se acusan mutuamente de tropelías y de escándalos de corrupción. La doña aludida encabezó importantes carteras ministeriales –incluyendo la cancillería– en la gestión de Correa. Por un pelito –y la ausencia de un puñado de diputados– escapó un juicio político.

Muerto el rey, ¡viva el rey! Inmediatamente se enchufó en el gobierno de Lenín.

Allí –según Correa– se le volteó en lo parejo. Cuenta en su carta cómo se acomodó a su nuevo jefe para quitarles a ellos la dirección del partido. Además, continúa narrando, “por su insaciable ambición, Espinoza fue de las principales promotoras de la inconstitucional consulta de febrero del 2018, mediante la cual él quedó inhabilitado como candidato”. Considera Correa que la canciller Espinoza, confabulada con Lenín, su nuevo jefe, “ejecutaron un verdadero “coup d´Etat” con el que se apoderaron de todas las funciones del Estado”. “Hoy jueces, fiscales, Consejo Electoral, Corte Constitucional, superintendencias –se queja el exgobernante– están espuriamente en manos de nuestros peores enemigos quienes continúan persiguiendo a nuestros compañeros y destruyendo el país”. “Espinoza y su esposo –agrega– jamás rompieron con el gobierno de Moreno, altamente corrupto y mediocre, el cual entregó el país al neoliberalismo y al más vulgar reparto de la patria”. “Todo se puede disculpar en política –sostiene Correa– menos la traición”. (Hasta aquí citas de su carta abierta). Resulta que la señora consiguió con Lenín –gracias a lo que narra Correa como a la influencia de su esposo con el nuevo régimen– ser postulada a un alto cargo de la ONU que consiguió, con respaldo del dictador venezolano, el endoso de gobiernos izquierdistas y del bloque de países no alineados.

Ahora, después de su gris gestión en el foro mundial –donde no hizo nada ni remotamente relevante– la proponen a la Secretaría General de la OEA. La ofrecen como la opción de las izquierdas –nuevamente impulsada por Nicolás por la tirria que le tiene a Almagro– para dirigir los destinos de la organización hemisférica. Por el momento se ha granjeado endosos del club contrario al Grupo de Lima. Ha sufrido tres bajas.

La del gobierno salvadoreño, del uruguayo y, con la salida de Evo, del boliviano. Quizás cuente con el voto del comandante sandinista y del kirchnerista argentino. No ha habido pronunciamiento de parte del mexicano. No cuenta con el respaldo del gobierno de su propio país, ya que Lenín Moreno apoya la continuidad de Almagro, quien asegura tener los votos suficientes para reelegirse. Le convendría cerciorarse contar con los respaldos ofrecidos y no fiarse demasiado del apoyo ofrecido por gobiernos como el ecuatoriano. Este sin mosquearse ya rompió, en aquella ocasión –se trata de gente de poca palabra– un compromiso que tenía con Honduras. Es obvio –nadie más lo dice, sino el mismo Correa quien lo denuncia en su carta– que estos acostumbran traicionarse unos con otros. Y si traicionan en lo más qué no se podría esperar en lo menos.

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