Por: Carlos Medrano
Periodista
Como era de esperarse y como lo predecimos en su debido momento, de no haber reformas a la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, las elecciones internas iban a provocar división, incertidumbre, enfrentamiento y desgaste de las ya deterioradas instituciones democráticas que se sometieron al veredicto popular.
El participar en el cotejo electoral interno y someterse al escrutinio popular con las mismas reglas electorales de las elecciones pasadas, sin reformas a la ley, sin tener mayor transparencia, veeduría amplia nacional e internacional, lo que provocó es más dudas que certezas, tal y como sucedió en las elecciones anteriores.
La denuncia generalizada en estas elecciones internas es que se “inflaron” las candidaturas presidenciales, de diputados y de alcaldías en todo el país, en un proceso electoral que dirigieron los propios partidos políticos.
Hoy quiero detenerme en el Partido Liberal de Honduras, otrora el partido más grande del país y permanente ganador de elecciones, que vino en un franco deterioro desde que Mel Zelaya y Roberto Micheletti destruyeron al partido con la ayuda de los nacionalistas y que dicha confrontación terminó en un golpe de Estado.
A partir de ese hecho, el Partido Liberal quedó literalmente “partido”, herido de muerte, dividido y sin un liderazgo tan fuerte y robusto que uniese a las partes en contienda a fin de volver a la senda del triunfo.
En el proceso electoral actual, en la que existen denuncias de irregularidades, actas amañadas, candidaturas infladas, etc., que no obedecen necesariamente a la voluntad popular, el Consejo Nacional Electoral ya ha emitido su veredicto declarando ganadores del certamen, Tito Asfura del Partido Nacional, Yani Rosenthal del Partido Liberal y Xiomara Castro del Partido Libre.
El enfrentamiento directo entre Yani Rosenthal y Luis Zelaya dividirá aún más al Partido Liberal, frente al anuncio de Zelaya de integrar una alianza política con Salvador Nasralla.
Zelaya abanderó una lucha en contra de la corrupción y narcotráfico, discurso que atrajo a muchos liberales que pretendían un cambio en el Poder Ejecutivo, por lo que no se descarte que muchos liberales lo sigan en este proyecto de alianza con Nasralla.
Yani, un personaje político que ganó las elecciones internas en pocos meses en contienda, tiene una tarea difícil, titánica, compleja, es armar un rompecabezas, atraer a los inconformes después de unas cuestionadas elecciones.
A pesar de que el Partido Liberal tuvo un repunte importante en las elecciones internas, sin poder hacer alianza con Luis Zelaya, con Mel Zelaya de Libre y con Salvador Nasralla, el panorama de Yani Rosenthal se ve muy sombrío.
Sin pretender ser “ave de mal agüero”, el panorama del Partido Liberal no es halagüeño, tiende a desaparecer como partido, es una guerra autodestructiva que desde el interior está despedazando al otrora gran Partido Liberal de Honduras.
No es justo que el partido de las milicias eternamente jóvenes, el partido de las reivindicaciones sociales en Honduras y el partido apegado a los principios de libertad, esté pasando esta crisis, por lo que apelamos a un liderazgo fuerte que logre la unidad de todas sus partes, curar todas las heridas y sanar cualquier resentimiento para lograr el triunfo que merece esta institución política.
Así como va la cosa, el Partido Liberal corre el peligro de convertirse en un partido “bisagra” (sino es que ya lo es), y subsistir al calor del Partido Nacional y Libre, paradójicamente dos partidos que nacieron bajo la cobija del gonfalón rojo blanco y rojo.
