ENCENDER UNA CANDELA

ZV
/
21 de enero de 2022
/
12:45 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
ENCENDER UNA CANDELA

EN apenas veinte días –informa la nota de prensa– la moneda se depreció un 50 por ciento en función al comportamiento que registró en todo 2021”. Las alertas se encienden, ya que, de mantenerse esa tendencia, el dólar retomaría el precio de 25 lempiras en el primer trimestre de este año, un fuerte golpe contra importadores. Y no solo importadores sino los consumidores del mercado doméstico. La producción nacional no abastece el consumo interno que depende aproximadamente de un 50% de insumos importados. Es más. Mucho de eso que viene de afuera es materia prima que ocupa la industria nacional. En la ecuación del impacto desfavorable habría que computar el crecimiento de deuda pactada en dólares. En la medida que el lempira pierda su valor, se deberán erogar más lempiras, o sea mayor sacrificio nacional, para cubrir el mismo monto de lo adeudado.

Agréguele este otro factor; el deterioro en el valor de los ingresos familiares. Datos adicionales. El año pasado se pagó una factura petrolera histórica de 1,686.5 millones de dólares. Las autoridades financieras arguyen que ello fue debido “al mejor desempeño de la economía nacional”. La explicación no es del todo exacta. No solo es cosa que hubo mayor demanda de gasolinas y de energía. El precio del crudo se ha disparado en el mercado internacional. Nada que el país pueda hacer frente a los alagartados del cartel de la OPEP. Lo que –rectificamos– tampoco es del todo cierto, ya que sí hay mucho que puede hacerse internamente. Ahorrar. No despilfarrar energía. Usar solo lo indispensable. No andar rodando vehículos del tingo al tango como si estos fueran molinos de viento que se mueven con solo soplarlos. Economizar combustible y electricidad. Pero como aquí no hay, ni por asomo, política de ahorro energético –cosa insólita en un país que depende cien por ciento del petróleo importado– el derroche es bestial. Y aquí entra la tajada del gasto atribuible a la devaluación. Si a esos precios de extorsión a los que se compra le agregan la pérdida del valor del lempira, el costo para el país es demasiado. Lo que debiese compensar por todo eso que se trae de afuera es lo que se produce internamente y se destina a la exportación. (Ojo con lo que vaya a costarle al país todo lo importado ahora con la crisis inflacionaria de los Estados Unidos). Otro dato: El año pasado las exportaciones agrícolas dejaron 25.0% menos en comparación con lo registrado antes.

El banano se vino abajo, tanto en cantidad vendida como en precio debido a la mayor oferta de otros países productores. Pero agréguenle a ello que una de las fruteras se mudó a Guatemala –falta de condiciones competitivas del país– y aquí operan con una sucursal. Las cantidades menores de sandías y melones exportados fueron compensadas por mejores precios. A las hortalizas no les fue mal. Menos mal que el café responde. Tanto en mayor cantidad exportada y mejor precio de venta. Hubo ingresos favorables por la venta de puros de buena calidad. También la palma africana, antes que invadieran las fincas. Pero si no fuera por las remesas esto sería un infierno. Así que vayan a sus iglesias o en romería, a encender una candela al santuario de Suyapa. Y de paso agradecer a los compatriotas que viven en el exterior porque son las benditas remesas las que equilibran. Equilibran el ingreso de tantos hogares, la falta de iniciativa local, en fin, todo el estropicio causado por este sistema disfuncional. Y de paso, son el gran aporte a las reservas internacionales. Con eso y el flujo de recursos frescos de más endeudamiento, se cubren algunos de los enormes déficits nacionales. (Al Sisimite no lo metan en eso del derroche de energía; porque vive de la naturaleza, la cuida, no es como esos animales que destruyen el ecosistema).

Más de Editorial
Lo Más Visto